La noticia le llegó Santiago Cafiero mientras viajaba desde Venecia a Roma: por achaques de salud que en los últimos días lo aquejaron con más intensidad, el Papa Francisco suspendió la audiencia oficial que este viernes debía mantener con el canciller argentino, que voló a Italia para participar de una misión de negocios pero con la visita al Vaticano como el principal motivo de su desembarco en esa capital europea.
Así lo confirmaron a Clarín fuentes de la comitiva de Cancillería después de que durante todo el día sobrevolaran rumores sobre el estado de salud de Francisco y la cancelación de la visita del funcionario, uno de los más cercanos al presidente Alberto Fernández.
“El Papa suspendió toda la agenda de actividades del viernes por ‘motivos de salud’ de su rodilla. Santiago le hizo llegar una ‘pronta recuperación’ y espera verlo cuando su salud lo permita“, agregaron voceros del ministro, que seguirá en Roma con su agenda de actividades.
“El canciller tiene previstas reuniones en Roma con Luigi Di Maio, canciller italiano, con empresarios y autoridades de la FAO”, precisaron desde Italia tras participar de la Bienal de Venecia.
Según trascendió, el Papa enfrenta una seria dolencia en una de sus rodillas que le impide caminar con facilidad y por la que apura estudios médicos. El Sábado Santo, de hecho, en la tradicional vigilia pascual, tuvo que ser reemplazado por el cardenal Giovanni Batista.
La cancelación se da en medio de una serie de cortocircuitos entre el Vaticano y la Casa Rosada, y tras la visita privada de una hora y media que el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, realizó a Santa Marta hace dos semanas y que incrementó las versiones en torno al vínculo entre Francisco y el Presidente.
Cafiero, por caso, llevaba a Roma, según fuentes oficiales, un mensaje presidencial. Iba a ser el primer encuentro cara a cara entre el Papa y el canciller, un dirigente que proviene de una familia católica: Juan Pablo, su padre, fue embajador ante la Santa Sede entre el 2008 y el 2014. Fue despedido cordialmente por Francisco, un gesto que el Sumo Pontífice no tuvo con los sucesores del funcionario.
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