Después de una inactividad forzosa, obligada por la pandemia, Joan Manuel Serrat regresa a los escenarios con una última gira: El vicio de cantar 1965-2022, con la que quiere despedirse personalmente de los escenarios y el público con el que compartió vida y obra durante más de medio siglo.
A su presentación en la Argentina, que ya tiene fecha definida (sábado 19 de noviembre de 2022, en el Movistar Arena), se suma la noticia de que Serrat, a pedido del público, agrega una nueva función el domingo 20. Las entradas ya están disponibles en blueteamshow.com.
El primer concierto de la gira despedida tendrá lugar en el Beacon Theatre de la ciudad de Nueva York el 27 de abril de 2022 y está previsto que la gira finalice en el Palau Sant Jordi de Barcelona el 23 de diciembre.
El Nano. Serrat quiere dedicarse a vivir la vida. Foto AFP
Un sentimiento
Joan Manuel Serrat aclaró durante una entrevista reciente que mantuvo en vivo desde Barcelona con Gerardo Rozín en su programa La Peña de Morfi (Telefe), que la decisión de dejar los escenarios en el marco de una gira “fue tomada por un sentimiento más que por una razón”.
“Han sido dos años largos duros con grandes pérdidas y con mucho tiempo de reflexión y he pensado que todo es muy frágil y que está bien: antes que me retire una pandemia, como me tenía retirado, antes que me retire el tiempo o que me retire la gente, me retiro yo. Pero me retiro de subirme a los escenarios, no de vivir”, dijo Serrat esta charla exclusiva para Latinoamérica.
“Retirarme a los 79 años es una buena edad, es una buena elección”, agregó el autor de clásicos como Lucía o Mediterráneo.
La primera guitarra
Con una sonrisa y ante un Rozín conmovido, el artista habló del significado que tuvo para él la primera guitarra comprada con esfuerzo por su padre, a la que recordó como “un regalo maravilloso de un hombre que no sabía a dónde iba a conducirme todo eso”.
Joan Manuel Serrat, un símbolo de la música en catalán y en castellano. Foto AP
“Haciendo canciones yo he podido explicarme, comunicarme con los demás, he podido desarrollar un oficio, que me ha permitido viajar y reconocer que la homogeneidad de la especie humana es muy grande, he aprendido que todos sangramos por las mismas heridas y la sangre es del mismo color”, dijo.
Y agregó: “Soy incapaz de desarrollar en una canción algo autobiográfico. En mis canciones hay algo de realidad y mucho de fantasía, el autor inventa y hace florituras”.
Su paso por la Argentina en esa sucesión de conciertos -¿habrá más?- era esperable para un artista que a lo largo de sus más de 50 años de carrera tuvo un lazo cercano con las audiencias nacionales y con el país.
Un país que según comentó en una entrevista con Télam en 2019 -de cara a su llegada junto a Joaquín Sabina para estrenar el espectáculo No hay dos sin tres– logró un lugar relevante en su vida artística y personal desde 1969.
“Me alojé, recuerdo, en el hotel Alvear que estaba en ruinas y donde jugaba al fútbol en los pasillos. Fueron años del Cordobazo, de una revolución en la universidad y en las fábricas donde la gente se sentía sino dueña, partícipe del futuro y aquello a un joven que venía de un país oscuro donde la dictadura lo tapaba todo y estaba todo prohibido, le generó un deslumbramiento”.
WD