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El FMI pide un acuerdo “clásico” pero analistas creen que el Gobierno tiene pocas chances de cumplirlo

El comunicado del Fondo Monetario Internacional de alguna manera fue una respuesta diplomática pero concisa a la pretensión del gobierno argentino de “acordar sin ajuste”. Concretamente, el FMI puntualizó que la Argentina debe: 1) bajar el déficit fiscal; 2) reducir la cantidad de pesos que emite el Banco Central para financiar al Tesoro; 3) establecer una estrategia para incrementar las reservas en dólares; 4) bajar la inflación y 5) procurar una política monetaria de tasas de interés positivas.

En medio del barullo de la conversación en público “a lo dúo Pimpinela” que mantuvieron el viernes por la noche la vicepresidenta Cristina Fernández con el Presidente Alberto Fernández, quedaron algunas dudas sobre la real voluntad del Gobierno de aceptar las condiciones. Aunque para los analistas económicos no hay tantas dudas sobre si se va a firmar o no (creen que sí) sino sobre qué se va a firmar y, no menos importante, las chances de que la Argentina cumpla lo que firmó.

Así, por ejemplo, el economista Ricardo Delgado, le dijo a Clarín. “El FMI dijo lo que se esperaba que dijera: pide una ajuste de la macroeconomía y a mi juicio yo a Cristina la ví resignada pero realista. De todas maneras no habrá un ajuste, ni virtuoso ni duro, porque es muy difícil lograrlo con esta situación social tan complicada.” Sobre el reclamo de bajar el déficit fiscal, también se mostró cauteloso porque no cree que la recaudación crezca lo suficiente para bajar el déficit: “El grueso de la recaudación es por consumo o por aportes a la seguridad social, y no creo que en 2022 tengamos una recuperación sustanciosa de esas dos variables”.

Un punto importante es llevar la tasa de interés de negativa (menor a la inflación esperada) a positiva (mayor). Dado el stock de leliqs que tiene colocadas el Banco Central, se calcula que cada punto que suba la tasa de interés (38% nominal, 45,44% efectiva) aumenta la deuda del BCRA en 40.000 millones de pesos, una suba de las tasas incrementa el déficit cuasi fiscal.

Para Delgado, el Central no va a tocar la tasa de las Leliq pero sí empujará una suba de la tasa de descubierto en cuenta corriente. “Es la tasa que mira el mercado, porque es lo que paga el que tiene acceso al dólar al cambio oficial para endeudarse en pesos al 33 o 34% y comprar dólares. Hay un rulo interesante ahí”.

Gabriel Rubinstein es moderadamente optimista. “El Gobierno no tiene que hacer un gran ajuste, tiene que definir una pauta de déficit fiscal descendente y que sea creíble. Es posible hacerlo si se tiene la voluntad de hacerlo. Siempre puede pasar que no lo cumplan, pero se supone que el FMI evaluará antes de firmar si lo que pide es cumplible o no. A mi modo de ver, lo importante es que el ajuste ya está bastante avanzado y lo que viene no necesariamente será recesivo, porque en definitiva el Gobierno no está financiando licuando su gasto gracias a la inflación”. Lo de la tasa, dice Rubinstein, “es más complicado, porque si emite menos la inflación bajaría y entonces las actuales tasas serían menos negativas. Si la tasa es menos negativa también se achicaría la brecha cambiaria”.

El economista Gabriel Zelpo fue muy cauto, casi escéptico, sobre los próximos pasos de la negociación. “El comunicado, más allá de las declaraciones de los funcionarios locales, dice que el FMI quiere un arreglo clásico. Y la verdad es que eso deja muy incómodo al gobierno, que por ahora se niega a abandonar su posición de reclamar cosas exóticas, como una nueva arquitectura financiera internacional. Negociar un acuerdo lleva mucho tiempo, no se puede perder tiempo en discusiones que no llevan a nada”.

A su juicio, patear la pelota para adelante “no va más”. Y dice: “No va más porque los salarios en dólares ya están destrozados, la pobreza se va a cristalizar en un nivel muy alto, la inflación se quedará arriba del 50%, no hay reservas… el Gobierno va a tener que avanzar en un acuerdo tradicional. Además el FMI tiene mucho interés en un acuerdo, pero sera algo más laxo, porque sabe que el acuerdo tradicional es incumplible”. De todas maneras, Zelpo concluye que firmar un acuerdo y cumplirlo no le va a redituar beneficios al Gobierno, porque el impacto será recesivo. Pero no firmar o no cumplirlo también será muy malo para el Gobierno.

Martín Redrado, en declaraciones radiales, señaló: “Yo aprendí a mirar los hechos y no tanto los discursos y las palabras. No me distraería tanto en los discursos de ayer, sino en los hechos. Yo veo que los accionistas de la coalición gobernante todos quieren un acuerdo con el Fondo. Los intereses convergen, por más que es algo no deseado, pero saben que tienen que enfrentar esto. El problema es cómo lo enfrentan, si es con un ajuste o si se busca un programa de crecimiento”. Y vaticinó: “Veo muy difícil que se llegue a un acuerdo con el Fondo antes de fin de año. Ahí sí el equipo económico ha tratado de comprar tiempo o de jugar con las expectativas. Hace dos semanas tuvimos un momento de tensión cambiaria, y cada vez que hay tensión cambiaria, el equipo económico sale a decir que estamos cerca y que solo faltan detalles. Por mi experiencia, veo que falta bastante ida y vuelta y hay que trabajar mucho en el mes de enero. La burocracia del Fondo hasta la primera semana de enero no está activa. SI uno de los temas es el financiamiento del déficit, espero que la solución no sea la del 2018, que es subir las retención a las exportaciones y así recaudar más.”

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