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Ariadna en Naxos en el Colón: la experiencia de ver ópera junto a la actriz Laura Novoa

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Ariadna en Naxos con música de Richard Strauss y libreto de Hugo von Hofmannsthal abrió la temporada lírica en el Teatro Colón, en una reposición de la producción de Marcelo Lombardero de 2019, con la Orquesta Estable bajo la dirección de Günter Neuhold.

En este punto, tal vez, la crítica debería comenzar señalando aspectos de la puesta, ya vista en el estreno en 2019. Pero el juego de espejos que propone la obra -una ópera sobre la ópera- produce un efecto contagio: ¿Por qué no proyectarlo hacia la crítica, un formato que exige ser repensado?.

La voz crítica intentará en los próximos párrafos desdoblarse en un diálogo, a modo de un contrapunto, con la actriz Laura Novoa, invitada que se prestó generosamente a la inauguración de un experimento, cuyo enfoque pretende generar otras dinámicas críticas. Esta es la primera entrega de una serie de críticas que intentarán seguirán por este camino.

La crítica de música Laura Novoa junto a su homónima, la actriz Laura Novoa.La crítica de música Laura Novoa junto a su homónima, la actriz Laura Novoa.¿Qué mejor convocatoria para un desdoblamiento de la voz crítica que una homónima? Y, de paso, deslizar un homenaje al humor de Strauss, que atraviesa la obra y que Lombardero supo sacar muy buen provecho en su propuesta escénica.

El ritual del teatro

El primer intercambio apunta a la crítica: Laura Novoa descree si no hay referencia a la función que cumplen los teatros como el Colón, San Martín o Cervantes, del hecho profundo que es acercarse a un hecho artístico.

El elenco completo de la ópera El elenco completo de la ópera «Ariadna en Naxos» en el Teatro Colón. Foto gentileza prensa Teatro Colón/Arnaldo Colombaroli“En este momento de la cultura, tan bastardeado, como espectadora común y aceptando este juego, no quiero pasar por alto lo más importe de ir al teatro: el ritual. Meterse en otro mundo, volver con preguntas, irse transformado”, dice.

¿Prepararse antes de ir a un concierto? La invitada está a favor. “Duplica punto letra en la cabeza”, dice. Leer el libreto, tener algunos datos sobre la obra puede incrementar el disfrute.

Pero Laura no tuvo tiempo, entonces le comento que la obra de un prólogo y un acto, es una extraña mezcla de ópera seria y ópera cómica, teatro y ópera.

En el prólogo se establece el escenario para el drama que está a punto de desarrollarse: un rico mecenas encarga la representación de la tragedia de Ariadna junto con una ópera cómica. Pero debido a limitaciones de tiempo, exige que ambos eventos se combinen en una sola actuación, lo que crea tensiones entre los artistas y los organizadores.

«Ariadna en Naxos» en el Colón. Foto gentileza prensa Teatro Colón/Arnaldo ColombaroliUn compositor y su maestro, divas y comediantes, entre los que se destaca Zerbinetta, se mezclan en el prólogo y discuten sobre el arte serio y el entretenimiento. En la segunda parte, la ópera se sumerge en la representación de la tragedia de Ariadna, y es como si el público asistiera al espectáculo en la casa del mecenas, a modo de teatro dentro del teatro.

La ópera tiene la capacidad de resonar con el público de diversas maneras. Y la decisión de Lombardero de traer el conflicto entre artistas serios y cómicos, entre arte elevado y popular, al presente tuvo resonancias en Laura. “Soy las dos cosas. Tuve conflictos porque trabajaba en televisión y hacia teatro serio”.

-¿Qué desafíos propone el género para un público no especializado? En primer lugar, aparece la dificultad de sobrepasar la distancia con la palabra cantada. Hay que apropiarse del medio, dice Laura. Por otro lado, el complejo ejercicio de leer los subtítulos, mirar la escena y escuchar. “Cuando bajé a ver la escena, lo que miré no representa lo que leí”, opinó.

Las actuaciones

¿Dónde pone el acento una actriz cuando va a la ópera? En general, en los actores cantantes. “¿Existe coach de actuación?”. Le cuento que no. Y con mucho cuidado, Laura desliza que, como no termina de creerles a los actores cantantes, se quedó un poco afuera en el Prólogo.

Una escena de Una escena de «Ariadna en Naxos» en el Colón. Foto gentileza prensa Teatro Colón/Arnaldo ColombaroliCoincidimos, aunque aclaro que la actuación en la ópera se vale de otras convenciones, la calidad actoral de los personajes antagónicos, el Compositor y Zerbinetta, fue poco convincente.

La mezzosoprano Laura Grecka (reemplazó a Tamara Gura) como la Compositora, tuvo un desempeño vocal irreprochable. Pero expresó superficialmente los cambiantes estados anímicos cuando siente su arte amenazado por la vulgaridad de los artistas populares.

Ekaterina Lekhina también fue irreprochable vocalmente en su aria, aunque sin descollar, pero compuso una Zerbinetta algo desabrida y surgió poco del desparpajo del personaje. Tal vez a la marcación orquestal de Günert Neuhold le faltó pimienta para estimular los destellos del personaje.

El desempeño del elenco

Menos acuerdo tuvimos con Laura sobre su visión de que los comediantes están bastardeados, también la compositora. “Se supone que es la artista que quiere y busca algo, pero no me llegó. El romance entre ellas no lo vi”.

Carla Filipcic Holm como la protagonista en la ópera Carla Filipcic Holm como la protagonista en la ópera «Ariadna en Naxos» que abrió la temporada lírica del Teatro Colón. Foto gentileza prensa Teatro Colón/Arnaldo ColombaroliEn ese punto, coincidimos: el juego de seducción entre la Compositora idealista y la desenfada Zerbinetta ni se insinuó.

La segunda parte fue más clara para decodificar, según Laura. Resaltó la escenografía y el diseño de vestuario de Luciana Gutman que ayudaron a remontar vuelo en la fantasía propuesta.

Acuerdo, ambos trabajos son excelentes. Y en esta puesta, el funcionamiento del dispositivo escénico (gran trabajo de Diego Siliano) ayudó a la comedia y funcionó también como cámara acústica, resolvió de manera inteligente el problema que plantea la sala del Colón para una ópera de formato camarístico.

“Carla me agarro de la mano y me metió adentro. Canta ella, me río, entiendo lo que le pasa al personaje y me causó gracia las tres ninfas que parecían las malvadas de cenicienta ”. Otra feliz coincidencia con Laura. Cómo no acordar que la Ariadna/Prima Donna de Carla Filipcic Holm fue extraordinaria, una vocalidad perfecta y llena de matices actorales.

Las coincidencias entre Laura y yo iban más allá de compartir un nombre hasta que intercambiamos ideas sobre el cierre. Durante el dúo final que parodia Tristán e Isolda, Ariadna y Baco, bien interpretado por Sergio Escobar con una voz voluminosa y convincente con sus dudas, se van despojando lentamente de sus artificios (pelucas, trajes) y se desarma la escenografía. Mientras tanto, el resto de los elencos disfruta de la fiesta en la casa del mecenas millonario y el Mayordomo reparte sobres con los cachés a los artistas.

Laura sostiene que como artista le cuesta digerir el sarcasmo final donde artistas y comediantes de medio pelo son igualados frente al sobre que reparte el Mayordomo con el dinero del mecenas. Le hubiese gustado que el texto o la puesta pusiera el corazón en alguno de los dos lados. Pero asegura que no interfirió en el disfrute de la segunda parte.

Pienso que Strauss algo hizo en ese sentido cuando escribió el aria más desafiante, no sólo de la ópera sino tal vez de todas las óperas, en el personaje de Zerbinetta. No pudimos develar con Laura si la tos en la escena final fue de Baco o de Sergio Escobar.

Sería injusto terminar sin mencionar el excelente trabajo del cuarteto que integran Pablo Urban, Felipe Carelli, Santiago Martínez e Iván García, el trío de Oriana Favaro, Florencia Machado y Florencia Burgardt, el Maestro de Música (Alejandro Spies), Carlos Kaspar, Mariano Fernández Bustinza, Claudio Rotella y Marcelo Gomez.

La orquesta iluminó muy bien los detalles de la partitura y subrayó los deslizamientos de carácter que la música replica entre los artistas serios de ópera versus la informalidad de los comediantes.

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