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Qué hago acá, diario de viaje, día 10: el doble paseo de Lusail

Después del resbalón de la Scaloneta, el grupo de enviados especiales se topó con una fiesta inesperada a metros del escenario del dolor.

Mejor no hablar de lo que pasó este martes en el estadio Lusail, ese nido extralarge que será la casa de la final del Mundial, el 18 de diciembre, y de muchos otros partidos más. Al menos no hablemos de todo -o lo poco por el lado argentino- lo que ocurrió sobre el campo de juego, ese paseo táctico que nos dio Arabia Saudita, porque ya nos amargamos todos. Para qué seguir hablando. O, en mi caso, para qué seguir escribiendo. Mejor idea, en estos momentos de desazón y desesperanza, es hacer un poco de turismo involuntario. Pero turismo al fin.

Hablamos hace poco algo de la ciudad de Lusail. Ahora no nos vamos a olvidar nunca de ella. Sobre todo porque el sábado volveremos allí para jugar contra México en un partido de esos claves. Pero ya no estoy hablando del estadio, sino de la ciudad.

Lusail es un proyecto urbano nuevo acá en Qatar. Está a unos 15 minutos en auto de Doha y es conocida como la Ciudad de la Energía. ¿El motivo? Es el lugar donde se erigen los cuarteles centrales de Qatar Petroleum, la superpoderosa YPF de este pequeño país árabe -que se está dando el gusto de ser anfitrión del Mundial de las caminatas eternas- y el principal motor de su economía.

Por ese motivo, por ejemplo, esta metrópoli fue el escenario del Gran Premio de Qatar de Fórmula 1, que en 2021 tuvo como ganadores a Lewis Hamilton y su entonces invencible Mercedes -este año no se corrió por culpa de este ¿maldito? Mundial-.

¿Qué gusto tiene la nafta? A dinero… Mucho dinero.

Pero esta naciente Lusail, que sigue en pleno proceso de urbanización -planean que en los 38 kilometros cuadrados unas 200 mil personas vivan allí una vez que terminen de construirse todos los barrios- tenía un secreto que este grupo de enviados especiales desconocía. Algo que no habíamos visto. Y eso que unas 12 horas antes, en la primera mañana y mientras encarábamos una también involuntaria y extensa caminata, habíamos pasado por ese mismo lugar sin darnos cuenta de que existía. Algo de ignorancia, pero también mucho de la locura con la que tratábamos de llegar temprano a la cancha. 

Las galerías hechas de banderas en el Lusail Boulevard. Foto: REUTERS/Mohammed Dabbous

Pero como nos quedamos trabajando hasta pasadas las 20:00 en el centro de prensa del estadio luego del feo resbalón de la Scaloneta, la noche ya había caído desde hacía tiempo -recuerden que anochece a las 16-. Y el lugar, súbitamente, se había transformado. Como si hubiera pasado un hada madrina, las luces de la noche, esas que te pueden llevar a la gloria o a la ruina, convirtieron aquella abrasadora avenida en una avenida de Las Vegas o de la multifacética Ginza.

¿De qué estamos hablando? Del mágico Lusail Boulevard, que era ahora una festiva peatonal. ¿Qué hay en Lusail Boulevard? Negocios de alta gama, restaurantes de todo tipo, desde locales de comida rápida hasta esos que tienen tenedores y cuchillos pesados. Lo más impactante son las pantallas gigantes que acompañan el paseo de 1,3 kilómetros. Como si fuera la avenida 3 de Villa Gesell, pero del futuro muy, muy lejano.

La gente, a contramano de nuestras caras largas y preocupadas por lo que vendrá, sonreía. Era feliz. Cientos, tal vez miles, de personas caminaban por allí al compás de la música de Celia Cruz y Los del Río. Sí, sonaban La vida es un carnaval y Macarena. Y muchos bailaban. Sobre todo porque el lugar, más allá de que todavía había algún argentino dando vueltas, era el epicentro del festejo de los saudíes, quienes no tuvieron la necesidad de volver rápido a sus casas ayudados por el asueto que determinó su reino tras, quizá, el mayor hito de su seleccionado de fútbol. Y sin temor a exagerar de su vida deportiva.

Al final, como dice Manu Chao, de noche y de día, la vida es una tómbola. “Salió paseo a la mañana y salió paseo a la noche”,  dijo el compañero Cachorro Claus, colega de Olé, en medio de otra caminata eterna en busca de las cuatro ruedas para volver al departamento. Para nosotros, a partir de ahora, el martes 22 de noviembre pasará a la historia como el día del doble paseo de Lusail.

Doha, Qatar. Enviado especial.

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