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Lionel Messi, el humano más robótico y el robot más humano

La estrella del fútbol argentino bajo la lupa. ¿Sus habilidades están mecanizadas? ¿Qué virtudes suyas nunca podrá realizar un autómata? Responden especialistas en robótica.

Messi a veces es una máquina, más allá de la metáfora. (Foto: YouTube/ooredoo)

Un cuento de Hernán Casciari compara el Messi joven con un perro, por ese frenesí que tenía al perseguir la pelota. Ya en la madurez de su fútbol, Leo es un robot. O mejor: algunas de sus destrezas son más propias de una máquina que de un tipo cualquiera.

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Esa misma idea la tuvo hace varios años una firma de telecomunicaciones qatari (vaya coincidencia, ahora que el Mundial de Qatar nos pisa los talones) cuando en un anuncio publicitario mostró al capitán argentino con circuitos electrónicos bajo la tapa de los sesos.

Un anuncio jugó con la idea de mostrar al astro argentino como una máquina. (Video: YouTube/ooredoo)

Decir que Lionel Messi es un robot es la variante contemporánea de aquello que en los ochentas aseguró convencido, con una literalidad casi ayuna de metáfora, uno de los hermanitos del por entonces joven Maradona, comparándolo con un ser de otro planeta. “Es un marciano, no se puede discutir”.

La comparación entre Diego y un ser de otro planeta.

Usar perros, marcianos y robots para hablar de un futbolista revela la dificultad para definir su destreza. Amén del trance, ¿qué tiene la ciencia para decir? ¿Hay en Messi alguna capacidad robótica o será mejor pensar que sus encantos futboleros son inabordables para una máquina?

¡Sí, Messi es un robot!

“Respecto a las habilidades que Messi tiene automatizadas, podemos decir que son ‘programaciones’ similares a las de un robot, que se encuentran en una zona del cerebro que no exige un proceso consciente, sino que se lanzan”, dice en diálogo con TN Tecno el especialista en robótica educativa, Gonzalo Zabala, autor de Robots o el sueño eterno de las máquinas inteligentes.

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Llevamos esa misma pregunta a Aníbal Mazzarini, profesor de robótica y creador del autómata Gardelito. ¿Es posible encontrar en el juego Messi cualidades más propias de una máquina que de un humano? “Creo que sí”, arranca. “En un jugador se conjugan cuerpo y mente, o hardware y software si trazamos un paralelismo con un robot. El cuerpo le permite moverse con la magia que lo caracteriza, mientras que por su mente deben pasar muchísimas ideas sobre qué hacer al tener la pelota en sus pies, o cómo ubicarse para recibir mejor un pase o para acompañar una jugada. Todo esto en milésimas de segundos”, comenta.

Señalar que Messi es un robot es reconocer su talento. En las habituales comparaciones entre Leo y Diego, Mazzarini recuerda una anécdota de Jorge Valdano, que compartió equipo con Maradona en el Mundial de México 1986. En el inolvidable gol a los ingleses, Valdano corrió más de 50 metros acompañando al “barrilete cósmico”. Veamos qué dijo.

El exfutbolista cuenta qué le dijo Diego luego del mejor tanto en la historia de los mundiales. (Video: ESPN – Foto: AP)

“Este testimonio ejemplifica, como dice Valdano, la cantidad de ideas, aprovechadas y desechadas que pasan por la cabeza de los genios. Aquello que ocurría con Maradona, lo encontramos en Messi. Todo lo resuelven con la rapidez de una computadora, y sin dudas muchas de esas ideas se repiten en un partido, por lo que también están mecanizadas”, observa el experto, que además es parte de una liga robótica de fútbol.

No, Leo Messi no es un robot

Luego de los paralelismos, la espuma baja. Los especialistas coinciden en las muchas limitaciones que las máquinas aún padecen y señalan lo que todos imaginábamos: debajo de la piel de Messi no hay circuitos, cables y procesadores.

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“Por un lado, la inteligencia artificial (IA) es capaz de procesar muchísima más información que la que Messi puede obtener dentro de una cancha a través de su observación directa o sensorial para la toma de decisiones”, señala Mazzarini.

Añade: “La IA triunfa ante el ser humano en entornos de videojuegos, de realidad virtual o aumentada, como ocurre en los simuladores de fútbol, por ejemplo. Pero el tema se complica definitivamente cuando pasamos de estos entornos virtuales a los físicos o reales con robots humanoides que requieren velocidad, capacidad de frenado en cortas distancias y, sobre todo, confiabilidad y resistencia mecánica”.

Por su parte, Zabala advierte otra diferencia sustancial entre los genios de fútbol y las máquinas, que se desarrollan para tareas específicas y “no tienen la capacidad de tomar mate o charlar con sus compañeros”.

“Desde el punto de vista mecánico, las habilidades motrices de un humano aún son un reto para las máquinas. El bipedismo es un desafío de equilibrio notable. Desde el punto de vista del sensado (la captación del mundo que nos rodea), ya estamos a la par con los robots”, explica y agrega que “el procesamiento humano de esta información, aún en sus etapas no consientes, todavía le saca varios cuerpos de distancia” siendo “notable cómo el cerebro descarta rápidamente información periférica, se centra en lo importante, minimizando la cantidad de procesos posteriores”.

“Messi combina ideas y habilidad. Piensa y al mismo tiempo corre, salta, gambetea, gesticula, patea, se cae y se levanta, etcétera. Pero también recibe golpes, que muy pocas veces lo han lastimado. Recibir estos golpes y no salir dañado es una cualidad casi imposible de lograr en un humanoide. Recordemos que son máquinas, y si hablamos de un humanoide con la complejidad que el caso ameritaría, estaríamos ante un nivel de sofisticación muy importante”, suma Mazzarini.

Messi, el humano más robótico y el robot más humano: ¿es posible mecanizar la creatividad?

Además de acciones que parecen mecanizadas y de habilidades motrices en la actualidad imposibles para un robot, la creatividad es un ingrediente insoslayable en la forma en la que juegan desde Messi hasta un nene relativamente habiloso en la canchita del barrio. ¿Qué ocurre en estos casos? ¿Los autómatas conseguirán algún día esa virtud?

La sospecha no es trivial, ahora que la inteligencia artificial se anima al arte y a tareas hasta hace poco sólo posibles para el humano. Sin embargo, el talento de Messi parece estar a resguardo del avance tecnológico. Al menos por ahora.

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“Aunque ya tenemos IAs que crean, la complejidad y creatividad de las acciones individuales y colectivas de Messi aún son imposibles de imitar por los robots”, comenta Zabala y cierra: “Por cierto, también imposibles por el resto de los mortales. Por eso es Messi”.

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