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Mundial ’78: La fiesta de todos, la peor película del cine argentino

Sergio Renán, que había dirigido “La tregua”, realizó el filme sobre el Mundial de Argentina y el fervor popular. Quiénes actuaron.

Es la película maldita. La que vanaglorió al Mundial ’78 más que a la obtención de la primera Copa del Mundo de una Selección Argentina. La fiesta de todos, de Sergio Renán, es por varios motivos una de las peores del cine argentino de todos los tiempos.

“Mundial, la justa deportiva sin igual”, decía la marchita del Mundial ’78. No la canción oficial, la de Ennio Morricone, bellísima, sino la que arranca con “25 millones de argentinos jugaremos el Mundial”. Algo de eso se impregna en los fotogramas de La fiesta de todos.

La idea de producción habrá sido eminentemente comercial -aprovechar el furor que había despertado en el pueblo argentino la obtención de la Copa del Mundo- y ya entra en el campo de la especulación si también fue quedar bien con la dictadura de turno. Porque Jorge Rafael Videla, el presidente de facto que dio el golpe de Estado el 24 de marzo de 1976 y tomó el poder, aparece al comienzo, apenas se inicia la película, y en el estadio de River en la final con Holanda.

Malvina Pastorino y Luis Sandrini, en un momento de “La fiesta de todos”. Fotos Archivo Clarín

La película no se estrenó pegado a la conquista de la Copa del Mundo, sino que lo hizo antes de un feriado: el 24 de mayo de 1979. Para que tengan una idea, por aquellos años las fechas más “fuertes” para estrenar del cine argentino eran o el Jueves de Semana Santa, o el 25 de mayo.

Así que se la pensó y guardó para ese momento.

José María Muñoz, el relator de fútbol, participó del filme. Foto captura

Lo que irrita es que La fiesta de todos, vista en su momento y ahora a la distancia, admite ser percibida como una película de apoyo y de propaganda del régimen militar. Roberto Maidana, el periodista de Canal 13, con su verborragia habitual, habla de los logros de la realización del evento contra “los escépticos”. “El Mundial para nosotros fue un desafío donde el fútbol no tenía nada que ver. Sí la malevolencia y el escepticismo. Y respondimos con las obras realizadas y con la actitud serena y generosa de un pueblo maduro, de pantalones largos”, dice Maidana de corrido a cámara.

La visión optimista, con papelitos de colores, de que el Mundial lo habían hecho todos los argentinos frente a la “campaña anti Argentina” en el exterior, pretendió tapar el horror del genocidio que ocurría en el territorio nacional.

El afiche de “la fiesta de todos”, en 1979. Foto Télam

Por supuesto que la gente salió a las calles, fue una movilización masiva, que no excluía por primera vez a nadie. El espíritu futbolístico, el éxito, hizo que la obtención del Campeonato Mundial de Fútbol -el primero de los dos que ganaría la Selección Nacional- se convirtiera en un hecho de masas como no se registraba en la Argentina desde las concentraciones en Plaza de Mayo cuando Juan Domingo Perón salía al balcón de la Casa Rosada a hablar a los compañeros.

Cómo era la película

El paso del tiempo le ha jugado peor a La fiesta de todos (se puede ver, si quieren, en YouTube). La película combinaba imágenes documentales de los partidos de la Selección que dirigía César Luis Menotti con escenas de “Fútbol ballet” (muy popular en ese entonces, que consistía en ralentizar imágenes y llevarlas para atrás de algunos jugadores) y supuestos momentos de corte humorístico, en el que participaban no solamente cómicos o comediantes, si no también actores por entonces de renombre y que luego serían auténticas estrellas del cine nacional.

Ulises Dumont y un irreconocible Ricardo Darín. Foto captura

Tenía guion del propio Renán (que había dirigido La tregua, la primera película argentina candidata al Oscar a la mejor película extranjera), Hugo Sofovich y Mario Sabato, hijo de Ernesto Sabato, que figura como Adrián Quiroga, el seudónimo que utilizó también cuando dirigió dos de las películas de Los Superagentes en los años ’70 y ’80.

El elenco que llamó Renán no da lugar para el olvido. Muchos ya no están, y muchos de ellos quisieran que no recordásemos que estaban: el mismísimo Luis Sandrini, Juan Carlos Calabró, Mario Sánchez, Ricardo Espalter, Luis Landriscina, Julio de Grazia, Ulises Dumont, Nélida Lobato, Malvina Pastorino, Gogó Andreu, Aldo Barbero, Elsa Berenguer, Rudy Chernicoff, Graciela Dufau, Susú Pecoraro, Silvina Rada, hasta Félix Luna se prestó y en un papelito aparece Ricardo Darín.

Rudy Chernicoff, Aldo Barbero y Alfonso de Grazia enfrentan a El Contra (Juan Carlos Calabró). Foto captura

Como tampoco puede tildarse de colaboracionistas con el régimen dictatorial a los periodistas deportivos que pasan por la pantalla -algunos luego saltaron el cerco del fútbol-, como Néstor Ibarra o Enrique Macaya Márquez. El relato de José María Muñoz -defensor de la dictadura-, en cambio, aún eriza la piel o molesta. Como más bronca les dé.

La música fue compuesta por Oscar Cardozo Ocampo, que había escrito la de La Patagonia rebelde y también alternó con muchas películas de Porcel y Olmedo.

Lo que le pasa a Juan Carlos Calabró, con su personaje de El Contra, que en la película siempre que aparecía era para tirar pálidas y auguraba que la suerte del equipo nacional iba a ser nefasta, era una síntesis que reflejaba el momento, seguramente casual.

Porque El Contra -el que piensa distinto- recibe una golpiza popular. Que terminara como termina en el filme es como una muestra inequívoca y seguramente impensada de la realidad del ’78, el año en que, entre otras cosas, la Selección le ganó 3 a 1 la final a Holanda con dos goles de Mario Alberto Kempes y uno de Daniel Bertoni.

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