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La canasta de indigencia subió 9,5% en octubre y 100,8% en un año

Hay que remontarse a abril de 2002 para encontrar un aumento mensual más alto. Qué puede pasar en las próximas mediciones de pobreza

La inflación de los indigentes y de los pobres no tiene respiro. Lejos de desacelerarse, no tiene freno. Supera al aumento de los precios de los demás sectores. Y hay que remontarse a abril de 2002 – tras el derrumbe de la convertibilidad y la megadevaluación — para encontrar un porcentaje mensual más alto al que alcanzó el pasado mes de octubre.

Por el peso de los alimentos básicos, la inflación de indigentes y pobres es mayor a la suba promedio de los precios y explica por qué, pese a la mejora de la actividad en relación al período anterior a la pandemia, esos dos indicadores sociales básicos siguen escalando.

En octubre la canasta básica de alimentos que fija la línea de indigencia aumentó el 9,5 %–el valor mensual más alto de los últimos 20 años — acumulando en 12 meses un alza del 100,8%, Le siguió la inflación de los pobres con una suba mensual del 9% – también el valor más alto de los últimos 20 años — y en 12 meses suma un alza del 93,1%.

Todos estos valores contrastan con la suba mensual promedio de los precios del 6,3% y el 88% de variación interanual.

La diferencia se explica porque los precios de los alimentos básicos que más consumen los hogares en situación de pobreza extrema se fueron por las nubes. Y en noviembre siguen para arriba, en algunos casos por las remarcaciones de precios para ingresar con un “colchón” en el Programa de “Precios Justos”.

A eso se agrega la sequia que viene restringiendo la oferta de verduras, frutas y hortalizas.

Por ejemplo, la consultora LCG relevó en las dos primeras semanas de noviembre un alza mensual promedio de frutas y verduras de entre el 7,9% y el 10,4%. Y un 8,8% en lácteos y 8,2% en pan, cereales y lácteos.

En octubre, en un solo mes, el precio de la papa aumentó el 57,6%, la batata el 48,4%, la leche fresca el 17,6%, aceite de girasol el 13% y las bebidas gaseosas el 12%, de acuerdo a los registros del INDEC. 

En 12 meses, – para una comparación estacional homogénea — el precio de la cebolla trepó un 572%, la papa un 323%, la batata 274%, azúcar 214%, aceite de girasol un 146%, huevos 145%, harina 123%, leche fresca 115%…

Asi el valor de la canasta familiar de indigencia (matrimonio y 2 hijos menores) se duplicó en 12 meses de $ 30.925 a $ 62.105.

En tanto, la canasta familiar de pobreza aumentó de $ 72.365 a $ 139.737 .

La canasta básica total o “de pobreza”, además de alimentos incluye otros rubros pero no el alquiler de la vivienda.

Así la canasta básica para una familia tipo que alquila una vivienda modesta rondaría los $ 200.000, un valor muy difícil de alcanzar incluso para los jefes de familia que cuentan con un empleo registrado.

El último dato oficial (segundo trimestre 2022) marcó que la pobreza alcanzó al 38,2% de la población, de los cuales el 9,4% eran indigentes.

Entre los ocupados, la pobreza alcanzó al 28,3%

En el primer trimestre la pobreza habia sido del 34,2% y y la indigencia el 8,2% indigencia.

Para intentar que estos 2 indicadores no sigan aumentando, el Gobierno aprobó el otorgamiento de nuevos bonos ($ 45.000 a un millón de indigentes sin ningun tipo de ingresos), el bono para los jubilados y pensionados de haberes más bajos ( entre $ 7.000 y $ 10.000 mensuales) y podría haber un bono de suma fija para los trabajadores registrados de menores ingresos.

Sin embargo, también en el segundo trimestre de este año, hubo bonos, incluso de mayores alcances, y eso no impidió el crecimiento  de la indigencia y la pobreza. Es que la velocidad de los aumentos de los precios de los alimentos básicos es el rasgo más sobresaliente de la inflación actual. 

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