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Tapia decide, Tinelli mira

Hubo una acción que enfureció a Marcelo Tinelli durante estas semanas de idas y vueltas en la conducción de la Liga Profesional: que antes de terminar formalmente su gestión le hayan sacado los cuadros familiares de su oficina. Para algunas personas significó apenas un detalle realizado en el fragor de las primeras reuniones de la lista encabezada por el presidente de Argentinos Juniors, Cristian Malaspina. Para el conductor televisivo resultó una falta de respeto que lo motivó a escribir una carta en la que denunciaba un “golpe institucional” y deslizaba la okupación del moderno piso de Puerto Madero donde funciona la Liga: “Quienes pretenden ocupar -a como dé lugar- el cargo de presidente y secretario se apersonan en la sede de la LPF para darle instrucciones a los empleados y ocupar oficinas asignadas a los actuales integrantes de los equipos de trabajo”, escribió el 15 de marzo.  

Tinelli envió esa carta en simultáneo con un pedido de impugnación de la lista única presentado ante la Justicia, algo que esta semana derivó en la intervención de la AFA para que ordene la vía institucional y convoque a elecciones en un plazo máximo de 90 días.

En esa barrida de fotos familiares realizada por sus viejos laderos, Tinelli sintió que se esfumaba la última presencia que le quedaba en el edificio de Puerto Madero, al que llegó en 2020 como premio consuelo de lo que siempre quiso y nunca pudo: gobernar el fútbol argentino desde el edificio de la AFA en Viamonte 1366. 

Tapia – Tinelli: el año de la vendetta

Si bien la presentación de Tinelli fue respaldada por la Justicia, el cauce del expediente tuvo un recorrido que él nunca hubiese querido: ahora todo está en manos de Claudio “Chiqui” Tapia, un rival al que intentó desestabilizar durante todo 2021 con reuniones y estrategias que se diseñaban en la Quinta de Olivos, pero que –como ocurre en otros planos mucho más importantes– nunca encontraron sustentación en el TEG que conforma la dirigencia del fútbol.

El deseo de Tinelli y del presidente Alberto Fernández, que desde que comenzó su gestión en la Casa Rosada no esconde su desconfianza con Tapia, nunca fueron el deseo de la mayoría de los presidentes de los clubes.

Futuros

¿Qué hará Tapia ahora? Empezara a estudiar el tema esta semana, en su regreso al país luego de la gira internacional que lo llevó a Doha para presenciar el sorteo del Mundial de Qatar 2022 y evaluar distintas opciones de lo que será la concentración de la selección argentina durante su estadía en ese país asiático. 

El presidente de la AFA aún no tiene nada decidido, aunque en el horizonte asoman dos posibilidades reales: alguna corrección en la lista para cumplir con el Reglamento General de la Liga Profesional y así llamar nuevamente a elecciones con Malaspina al frente; o bien la disolución de la Liga, un organismo creado hace poco más de dos años para reemplazar a la Superliga pero que no concretó casi nada de lo que se había propuesto. Hacer eso implicaría volver a la vieja organización del torneo de Primera en el tercer piso de Viamonte, la sala de control que durante 35 años gestionó Julio Humberto Grondona. 

La Justicia determinó que AFA intervenga la Liga Profesional de Fútbol y llame a elecciones

La candidatura de Malaspina tenía el apoyo y sustento del sector más kirchnerista del Gobierno y también de Tapia, con quien Tinelli no quería o no podía reunirse para avanzar con un glosario de temas que abarcan desde la comercialización y administración del juego online hasta asuntos fiscales (decreto 1212) o los elevados costos de transferencias de jugadores o de las operativos de seguridad. La mayoría de esos asuntos involucran de manera directa al Estado, algo que también será un aspecto a considerar por el círculo que rodea a Tapia en estas decisiones estratégicas. 

Como sucede con “Chiqui”, Alberto Fernández también observa con cierto recelo a Malaspina, el presidente del club del que es hincha. Hay quienes cuentan que eso se explica en la avanzada que encabezó a fines del año pasado para sacar de la Liga a Tinelli, el hombre que había designado Alberto para todo lo vinculado al fútbol. Sin embargo, lo que más incide en la desconfianza del Presidente es la confesa mala relación que Malaspina tiene con su viejo amigo Luis Segura, del que ofició como jefe de campaña en la fallida elección 38-38 de 2015. 

¿Qué hará Tinelli a todo esto? Insultado en San Lorenzo –con licencia hasta mayo mientras la oposición convoca a marchas y pide su renuncia y elecciones anticipadas– y corrido de las decisiones de la Liga, sus ambiciones en la arena del fútbol lo debilitaron hasta el límite de lo imaginable. Le quedará siempre la TV y un poder cada vez menos penetrante. La misión será reconstruirse desde ahí.

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