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Cómo la renuncia de una diputada oficialista al Frente de Todos le complica el quórum propio a Axel Kicillof

Apremiado por un panorama de partición interna en el oficialismo, la administración de Axel Kicillof, con el alejamiento del bloque FdT de la diputada Débora Indarte queda más distante de la formación de quórum propio en la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires. Es una limitante de gestión parlamentaria en el segundo tramo de gobierno.

La legisladora abandona su alineamiento después de la elección partidaria en su distrito de General Pueyrredón, partido con cabecera en Mar del Plata. Se revela como identidad anticamporista en la Provincia y la fragmentación ocurre por el enfrentamiento con la titular del Anses, Fernanda Raverta. Es una detonación de pago chico e instala la eventualidad de otras fugas, refractarias a la conducción de la agrupación que comanda Máximo Kirchner, a su vez presidente del PJ bonaerense.

Por esa ulterioridad que limitaría el poder del diputado nacional e hijo de la vicepresidenta Cristina Kirchner, desde la conducción del bloque Frente de Todos provincial se apuraron en cuestionar a Raverta por “deslealtad partidaria”.

Es una cuestión de “vueltos” de la política, pero la incidencia es institucional. Hasta este martes, el Frente mantenía 43 bancas en Diputados. Sin quórum propio. Juntos por el Cambio 41 representantes; Avanza Libertad 3; el Frente de Izquierda 2; Espacio Abierto (butaca que responde al intendente de San Isidro, Gustavo Posse) 1 y bloque 17 de Noviembre 1.

La emigración de Indarte condiciona, aún más, la capacidad resolutiva del oficialismo en la Legislatura. Sólo el consenso con la oposición garantiza la evolución de las leyes.

En el Senado, Kicillof transita casi el mismo esquema. El FdT mantiene 23 integrantes. En igualdad de números que JxC. Tiene una prerrogativa: la vicegobernadora, Verónica Magario, puede desempatar en caso de paridades en el tratamiento de algún proyecto.

Fernanda Raverta, la camporista que sería la razón del portazo en la legislatura bonaerense.

Optimización reglamentaria, claro, en caso de alistamiento sin fisura de la senadora Magdalena Goris de Gray. El desagregado es porque Goris es esposa del intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, enfrentado con Máximo Kirchner en el PJ y crítico de algunas medidas de la Gobernación.

En esta trama, todavía incipiente en sus desenlaces, el monobloque “Unidad para la Victoria” de Indarte asoma como un llamado de atención. Es una escala mucho menor en comparación con la pelea destemplada entre Cristina Kirchner y su espacio de representación política con el presidente Alberto Fernández. Pero, se sabe, la provincia de Buenos Aires suele provocar resonancias que terminan por afectar hasta la gobernabilidad en la Nación.

Los inicios de la ruptura

Todo se inició con la competencia electoral en Mar del Plata. El 27 de marzo La Cámpora distrital, que lidera Raverta, se impuso a la lista encabezada por Rodolfo “Manino” Iriart, director del Correo Argentino y pareja de Indarte.

Débora Indarte, diputada del Frente de Todos que renunció al bloque en la Legislatura bonaerense, tras la disputa con La Cámpora.

Allí surgió la cuestión insalvable: “Nosotros consideramos que no es de peronistas demonizar al adversario, difamarlo o despedirlo de su trabajo solo por pensar distinto o pertenecer a otro sector del mismo espacio político”, explicó entonces Iriart. Habló de persecución.

La renuncia de la diputada marplatense había quedado a un paso. Ocurrió. Con ruido.

En un documento al presidente de la Cámara de Diputados bonaerense, Federico Otermín, cuestionó que “luego de presentar más de 170 proyectos de ley, en dos períodos legislativos”, no consiguió que “ni uno sólo sea tratado”, por lo que no pudo dar “respuesta a una sola demanda en el territorio”.

“Lo antes expuesto es atribuible a asuntos de índole político-territorial, que obstaculizan de manera permanente el desempeño de mi función”, aseguró Indarte.

Según la mención de colaboradores de la parlamentaria a Clarín representa ” un toque de atención a las autoridades partidarias de la Provincia para que intervengan sobre las políticas persecutorias contra el distrito” que representa.

En el bloque FdT, la expresión camporista intentó relativizar el episodio. Sostienen que “no se puede decidir romper esta unidad porque perdió una elección”. “El comicio resultó de una transparencia absoluta y hay que respetar el pronunciamiento de los afiliados”, sostuvieron.

Consideraron apresurada la renuncia.

¿Cómo actuará el minibloque unipersonal?. No es algo resuelto. El embrollo es tan complejo que el propio nombre de “Unidad para la Victoria” aparece como una expresión confusa.

¿Cuál es la unidad?. ¿La de Máximo, la de Cristina, la de Alberto, la de Kicillof? Hay quienes también empiezan a interrogarse en los suburbios del peronismo. Indarte se lo replantea.

Todavía no al punto de interpelar al gobernador, quien en la previa del comicio interno visitó la ciudad balnearia para apoyar a Raverta, en la lista a congresal provincial, y al candidato a presidente del PJ local, Eduardo Cóppola.

La Plata. Corresponsalía.

DS

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