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La “separación definitiva” de Cristina Kirchner de Alberto Fernández: sin actos conjuntos, sin renuncias y con acciones paralelas de la vicepresidenta

Habría que establecer nuevas categorías en la discusión sobre el estado actual del peronismo y su nomenclatura. La primera sería casi parafrasear al General extinto: “Peronistas somos todos”. La otra, aplicable tanto a quienes acompañan a Alberto Fernández como a Cristina Kirchner: kirchneristas.

Pero ahora, con la interna oficial en total ebullición, se debería denominar como “Albertistas” a quienes trabajan con el Presidente y “Cristinistas” a los que acompañan a la Vicepresidenta, ubicando en este último lote desde los miembros de La Cámpora hasta algunos más periféricos como Juan Grabois o Amado Boudou.

En ese marco, se puede contar que el Cristinismo ha pasado, en los últimos tiempos, por un intenso debate interno respecto de qué hacer con el Gobierno nacional. Algunos propugnaban la salida lisa y llana de la administración nacional, a tono con la puesta a disposición de sus renuncias como hicieron los principales alfiles K tras la derrota electoral en las PASO (Primarias) de septiembre de 2021. Allí se podría inscribir también la actitud de Máximo Carlos Kirchner con su renuncia a la titularidad del bloque de Diputados del Frente de Todos.

La otra posición que se discutió fue la de no dejar los cargos en el Gobierno (Ministerio del Interior y de Justicia; PAMI, ANSES, YPF y Aerolíneas, entre los más destacados) y seguir dando la pelea. Pero con una acción clara: con Cristina Kirchner activa, dando directivas y casi manteniendo una administración paralela.

Esta postura fue la que se impuso y que el Cristinismo ya se puso en práctica. Muestra de esto fue la presentación de un proyecto para reformar la Magistratura que está por aprobar el Senado nacional. Pero la más importante, la iniciativa de intentar recuperar fondos no declarados de argentinos en el exterior, proyecto que firmó el bloque de senadores del FDT y que la propia CFK le presentó a Mark Stanley, el activo embajador de EE.UU. en Argentina.

La vicepresidenta Cristina Kirchner reunida con el embajador de Estados Unidos en Argentina, Mark Stanley

“Cristina lo entendió y agarró la manija”, define un impulsor de la idea de que la Vicepresidenta se muestre empoderada y activa. Este plan incluye la distancia total con el Presidente y, como contó este diario, sin participar ya de ninguna actividad con el jefe de Estado, lo que la mostraría como parte de una gestión presidencial con la que ya no quiere saber más nada. Muestra de esto, el acto de este sábado por el 2 de abril, donde sí se mostró en sintonía con Sergio Tomás Massa.

Esta determinación alejó al Cristinismo de la ruptura total y la salida en masa de funcionarios de la Nación, lo que habría significado un claro golpe de palacio. De todos modos, el mal humor que causa en Cristina cada acción de Alberto (por ejemplo, enojaron muchísimo a CFK la relación que hizo entre los aumentos de precios y una acción en ese sentido del Diablo) no clausura que este debate pueda volver a darse, de acá a fines de 2023.

Todo entonces, seguirá así hasta el momento de la discusión electoral concreta para 2023, fecha de la renovación presidencial. Allí se sabrá si el Cristinismo discutirá términos con el Albertismo o si el Frente de Todos desaparecerá a manos de un nuevo nombre electoral. Vale recordar que en 2017, CFK creó y fue a elecciones bajo la denominación de Unidad Ciudadana.

Algunos empresarios que hablaron con Cristina Kirchner en las últimas semanas la encontraron con una clara decisión: que ella ya se siente “fuera del Gobierno”. Y profundamente molesta con el Presidente. “Dice que a Alberto le falta gestión y profundidad. Dice, textual, que ‘tiene un entorno de vagos que no saben de nada’ y que su administración no tiene rumbo”.

Y que hasta ha arriesgado que va a estar “más cómoda” después de 2023 con alguien racional de la oposición “que con esto”. “Esto” es la cruel definición de la vicepresidenta de la Nación sobre el andar de la Casa Rosada, sitio donde queda con lugar fijo un solo “cristinista”: Wado De Pedro, el ministro del Interior que ha llevado algún mensaje de Alberto hacia Cristina, como lo de conformar una mesa de segundas líneas del Frente de Todos para salir del actual conflicto palaciego. Las ideas de AF no son hoy valoradas por CFK, la mentora de la fórmula presidencial 2019 del FDT.

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