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Los 7 trucos para pedalear sin dejar huellas

Durante años se habló de los beneficios de la vida al aire libre y de la libertad que de ello se desprende. Las redes sociales rebalsan de personas mostrando sus actividades en entornos naturales de los más diversos. ¿Pero cuántos de nosotros hemos trabajado para reducir el impacto o mejorar los lugares a los que vamos a buscar lo que nos hace tan bien?

Quien crea que caminando en una montaña o pedaleando en un sendero por el bosque está generando a su alrededor solo cosas positivas está equivocado, ya que si bien está más que claro que acercarse a la naturaleza para desarrollar deportes o actividades que nos liguen de manera directa a ella trae un sin fin de beneficios, la manera en que lo hagamos será la que defina el impacto que nosotros generemos sobre ella. Grupos de escaladores y montañistas vienen trabajando desde finales de los ’80 en la difusión e implementación de nuevas técnicas de bajo impacto y desde varias organizaciones se realizan acciones para garantizar el libre acceso a las montañas y la implementación de políticas públicas que defiendan y pongan en valor la práctica de estos deportes que conectan a las personas con la naturaleza. 

No es la basura, el alambrado, el fuego, la huella, el sendero erosionado, el ruido, la tranquera, el que lo dejó antes. Tampoco son los escaladores, los paisa, los turistas, los bikers, los organizadores de carreras o el que tiró el sobrecito del gel… Somos un poco todos, somos cada vez más y todos debemos tomar cartas en el asunto desde el lugar que nos toque. ¿Cómo hacerlo? Veamos…

Los 7 trucos para no dejar huella

  • 1: Planifique su viaje. En el ciclismo de aventura es una herramienta fundamental cuando realizamos travesías por ambientes naturales menos frecuentados. Saber donde tendremos agua, reparo, por qué terreno nos tocará transitar o donde podremos reabastecernos de comida son solo algunas de las cosas que deberemos resolver para concretar una travesía exitosa. En lo que respecta al impacto, la planificación del viaje es la que nos va a permitir tomar decisiones que prioricen el respeto hacia el lugar por el que vamos a transitar: no es lo mismo visitar un sitio en periodos de mucha lluvia en donde vamos a encontrar suelos húmedos y barrosos, que hacerlo en épocas secas en donde nuestra huella definitivamente va a ser menor. Ello también nos va a permitir reducir los riesgos y evitar problemas con pobladores. 
  • 2: Transite y acampe en superficies durables. A grandes rasgos, las áreas se pueden clasificar en dos tipos dependiendo del uso: populares o de alto tránsito (rutas cicloturísticas convencionales) y áreas vírgenes o menos frecuentadas (senderos de montaña, rutas específicas de bikepacking o single track). El impacto de las bicis siempre va a ser mayor que el que de una persona caminando y por ese motivo deberíamos ser más cuidadosos a la hora de elegir el terreno. Algunas prácticas para reducir el impacto o minimizar la huella son: en las rutas cicloturísticas convencionales, hacernos cargo de nuestros residuos, respetar las normas básicas de la ruta y de los pueblos que visitamos, mantenernos en el sendero principal, acampar en sitios establecidos, proteger las fuentes de agua dulce, y dejar el lugar limpio y mejor de cómo se encontró. En las rutas menos frecuentadas: caminar en superficies resistentes, realizar las actividades contaminantes a más de 60 m de las fuentes de agua dulce, evitar los lugares donde el impacto apenas comienza, no ubicar el campamento en sitios frágiles o sensibles, y dejar el sitio mejor de cómo encontró.

  • 3: Respete la vida silvestre. Nunca olvidar que estamos de visita. Respetar estrictamente la fauna y la flora. No acercarse a los animales, no alimentarlos ni molestarlos es lo mínimo. La planificación en estos casos nos va a permitir conocer sobre la fauna local, su comportamiento, épocas de reproducción y demás información que nos permitirá decidir responsablemente. Quienes viajen acompañados de sus mascotas deben tener en cuenta que ellas producen grandes problemas en las especies nativas, con lo cual es sumamente importante no llevarlas a los lugares silvestres. 
  • 4: Manejo y gestión de desechos. Volver con todo lo que iniciamos las travesía, a excepción de lo fisiológico. Entonces, lo que lleve, regréselo; reduzca la basura en el origen, evite quemar o enterrar desperdicios, y haga sus necesidades en hoyos de gato, letrina o excusados portátiles. Decenas de estudios demostraron que los microorganismos patógenos pueden sobrevivir en los excrementos enterrados durante un año o más, por eso a la hora de ir al baño en el monte o la montaña hay que alejarse al menos 50 m de las costas de lagos o ríos, realizar un pequeño pozo de unos 20 cm y luego tapar los excrementos asegurándose de que no puedan ser descubiertos fácilmente. Tampoco dejar enterrado el papel higiénico (siempre llevarlo de vuelta en una bolsita). A la hora de higienizarnos y lavar debemos entender que hasta los jabones biodegradables contaminan el agua y afectan a la vida acuática, por eso es recomendable hacerlo lejos de cuerpos o cursos de agua y desechar el agua jabonosa en un pozo que luego será tapado. 
  • 5: Reducir el uso de fuego. Durante muchos años estuvo de moda la costumbre de no llevar cocina y hacer fuego como recurso principal. Si bien el fuego está presente en nuestra cultura, no todos lo saben manejar con responsabilidad y está comprobado que por ese motivo se han producido y producen muchos de los incendios que provocan desastres irreparables en los ambientes naturales que visitamos. Se aconseja, entonces, utilizar calentador como principal y único recurso en nuestras travesías y solo hacer fuego en áreas permitidas en donde no exista ningún tipo de riesgo.     
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  • 6: Deje lo que encuentre. Ni sacar ni poner nada debería ser la premisa en este caso, y a pesar de que es común que las personas se lleven un recuerdo en forma de flor, planta, piedra o, en el peor de los casos, algún resto arqueológico, debemos ser conscientes de que lo que está en la montaña es de la montaña, lo mismo que en el bosque, la playa, el desierto o el mar (aunque en este último no esté del todo claro). Eso también implica no construir ni introducir nada que no sea del lugar.   
  • 7: Considere a otros visitantes. En este punto prima el sentido común, el respeto por el otro. El silencio, la limpieza, el cuidado de los espacios compartidos, el respeto, al igual que la voluntad de colaborar con los otros en situaciones que lo requieran es lo que nos va a mejorar tanto a nosotros como al resto de las personas.

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