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La Bohème, con todo lo que tiene que tener, pero sin sorpresas

Sin tropiezos pero sin demasiadas sorpresas tampoco, el Teatro Colón abrió este martes su actividad lírica del año con un clásico de clásicos: La Bohème.

Presente en Buenos Aires desde pocos meses después de su estreno mundial en 1896, y en el Teatro desde 1909, La Bohème, obra de Puccini con libreto de Illica y Giacosa, ha sido producida en esa sala a lo largo de casi 50 temporadas, y es un título siempre bienvenido por el público local.

Se trata también de la primera producción de ópera de la nueva era, la de la gestión de Jorge Telerman; a modo de gesto político de cordialidad y de transición ordenada, el flamante director general siguió la función desde su palco junto a la directora saliente, María Victoria Alcaraz, y el ministro de Cultura porteño, Enrique Avogadro.

La apertura de la temporada lírica del Colón fue con La Bohème. Foto Prensa Teatro Colón/Máximo Parpagnoli

Lo que se espera de la ópera

Perfecta en su alquimia de dramaturgia, poesía y música, pintura romantizada y al mismo tiempo exacta de la tragedia de la pobreza, La Bohème no es una obra que admita relecturas demasiado audaces. Lo saben los artistas y lo sabe el público, que espera religiosamente ciertos elementos en la escena y la acción.

En este marco, la versión de Stefano Trespidi (ya vista en el Colón en el 2018) parece intentar cumplir con estas expectativas, aunque casi siempre el efecto sea el opuesto. Trespidi propone una marcación actoral exagerada e hiperkinética, que enfatiza y subraya cada palabra, como si el discurso no fuera suficiente.

La escenografía (Enrique Bordolini) pinta al mismo tiempo exteriores e interiores de la buhardilla en la que transcurren los actos primero y cuarto. Aunque la vista tiene belleza y encanto, la disposición reduce el espacio para el desplazamiento, incluso en un escenario de las dimensiones del del Colón.

El elenco de La Bohème mostró varios puntos altos. Foto Prensa Teatro Colón/Máximo Parpagnoli

Mucho mejor resuelta está la arquitectura de los actos segundo (el exterior del Café Momus) y tercero (la Barrière d’Enfer). El vestuario de Imme Möller, de innegable belleza, presenta algunas incoherencias atribuibles al descuido de la puesta, como la de personajes que entran y salen sin abrigo en medio del crudo invierno parisino, o prostitutas que se pasean bajo la nieve con blusas de verano.

Los protagonistas

Dentro del elenco se destaca un sólido cuarteto de bohemios, de buena química escénica y vocalidad sin puntos débiles.

El punto más alto del reparto está sin dudas en el albanés Saimir Pirgu (conocido aquí de la mano de Riccardo Muti en I due Figaro de Mercadante en el 2012 y de Evelino Pidò en la Traviata del 2017), quien, como diría Toscanini, “es un tenor que no hace sufrir”; de emisión brillante, agudos fáciles y fraseo sutil, su Rodolfo fue un deleite de principio a fin.

Con un estilo acorde al repertorio, Alfonso Mujica (Marcello), Fernando Radó (Colline) y Juan Font (Schaunard) aportaron gran soltura y comicidad, aunque la marcación actoral no les haya permitido mostrar su potencial dramático.

Después de una carrera brillante en el repertorio barroco y clásico, Verónica Cangemi se aventura a una Mimì que no termina de quedarle cómoda. Su desempeño escénico es correcto, pero es evidente que su vocalidad no está hecha para el lenguaje pucciniano ni la densidad de su orquestación.

Un clásico de clásicos. La Bohème, en el Colón. Foto Prensa Teatro Colón/Máximo Parpagnoli

Después de un primer acto vacilante, su figura se afianzó en el tercero, y con Donde lieta uscì tuvo su mejor momento de la noche.

Giuliana Gianfaldoni fue una Musetta impecable, el infalible Luis Gaeta hizo una deliciosa composición de Benoit, Sergio Spina fue un Parpignol de lujo y Emiliano Bulacios un eficiente Alcindoro.

Alain Guingal llevó adelante con mano segura y vuelo interpretativo una de las partituras de más difícil concertación (en especial el segundo acto) y siguió en detalle a los cantantes, dándoles aire para el fraseo. Bajo su batuta, la Orquesta Estable tuvo un excelente desempeño, al igual que los coros Estable y de Niños.

Ficha

La Bohème

Calificación: Buena

De: Giacomo Puccini Dirección musical: Alain Guingal Dirección de escena: Stefano Trespidi Escenografía e iluminación: Enrique Bordolini Vestuario: Imme Möller Sala: Teatro Colón (Libertad 627), martes 15 de marzo. Repite el 16, 17, 19, 20, 22, 23, 26 y 27 de marzo.

WD

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