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“Evitamos el default y el colapso económico, pero ahora hace falta que la gente crea en el acuerdo con el FMI”

– Argentina sigue en crisis y otra vez nos encuentra en un mundo convulsionado y lleno de incertidumbre. En ese contexto ¿Cómo evalúa el acuerdo que se ha alcanzado con el Fondo Monetario Internacional?

– Empecemos por el crecimiento. A diferencia de países que se fijan en cuánto se invierte, cómo se mejora la productividad y la creación de empleo, acá hace años que no mejoramos la productividad porque no se invierte lo suficiente. Las tasas de crecimiento acá se definen por la variación de la demanda agregada para una misma capacidad de producción. En 2020 caímos 9% por el impacto de la cuarentena y la reducción de movilidad. Eso se revirtió en 2021 y de ahí el rebote. Argentina cae cuando hay salida de capitales, porque si salen capitales cae la demanda interna. Puntualmente, lo que ocurrió en 2021 es que el rebote se da por dos factores: subió el valor de la cosecha en US$12.500 millones y se recuperó la movilidad. Eso provocó una suba de 10.3% del PBI que deja un arrastre estadístico del 4% para 2022.

– ¿Pero el acuerdo con el FMI despeja incertidumbres y mejora las expectativas?

– Sólo afecta el movimiento de capitales, pero como hay ajuste fiscal, afectará la tasa de crecimiento, que será menor. Las variables importantes son estas: la movilidad en promedio va a estar en el mismo nivel; cae el valor de nuestra cosecha, pero Brasil tiene más sequía que nosotros,lo que nos mejora unos US$3.000 millones contra US$12.500 millones del año pasado.Hay que ver el impacto de los precios por la guerra. Podemos mejorar por los granos pero somos importadores netos de energía, sobre todo de gas. El año pasado importamos gas a US$14 dólares el millón de BTU de promedio. Este año podríamos llegar a pagar US$ 40 o 50. El panorama de las cuentas externas mejora por el agro pero empeora por la energía. Resultado: las exportaciones crecerán US$ 4000 millones pero las importaciones más. Y además falta agregar los dólares que se van a ir por el turismo.

– ¿El acuerdo con el Fondo logrará que entren dólares?

– La variable clave, siempre, fue si el argentino cree y deja acá su plata en el país o la saca. El argentino en una economía bimonetaria piensa en dólares. Y lo que le importa es si el retorno medido en dólares que pueda obtener acá es mejor o peor que en el mundo. La salida de capitales arrancó el 23 de abril de 2018, cuando pusieron un impuesto a la renta financiera. Se fueron los inversores extranjeros y el Gobierno de entonces dejó mover el tipo de cambio. Hoy no hace falta que vuelvan, lo que importan son las variaciones: si salen menos capitales puede haber expansión.Hoy logramos un acuerdo con el FMI. Debe ser aprobado por el Congreso y luego por el Directorio del Fondo y finalmente por la calle. ¿Usted cree que por la sola firma del acuerdo la gente se tranquilizará? Acá evitamos el colapso de un default, pero ahora hace falta que la gente crea. Y para eso hace falta tiempo, y construir credibilidad todos los días.

– ¿Pudo ver el texto completo del memorándum de entendimiento?

– A mi estudio, que somos especialistas, nos llevará una semana entender la consistencia del acuerdo. La clave está en que la gente, en ver si deja o saca la palta..Un acuerdo no es per se negativo o positivo. Sabemos que en lo fiscal es contractivo. Acá es clave ver si hay salida de capitales. Y otro tema. Cuando yo deposito pesos, aumento los depósitos y dejo de gastar. Cuando me prestan aumento el gasto.¿Pero qué pasó el año pasado? Por cada $100 que depositó la gente los bancos prestaron apenas $ 30 y $ 70 fueron esterilizados, por la desconfianza de la gente que no pidió préstamos, y de los bancos..

– El Gobierno dice que para pagar, primero hay que crecer. ¿Se puede crecer sin pagar?

– Para poder pagar necesito superávit, o que alguien me preste para pagarle a otro. En general los países no pagan sino que refinancian. Hace falta tener superávit fiscal en la cuenta corriente. La única manera de pagar es que la gente tenga confianza en el país y se pueda reemplazar un endeudamiento con otro. Para pagarle al FMI alguien me tiene que prestar. En uno de sus mejores trabajos, “Las consecuencias económicas de la paz”, John Keynes dijo que era imposible el acuerdo impuesto a Alemania tras vencerla en la primera guerra mundial porque para pagar Alemania tenía que bajar en forma insoportable su gasto. Y eso generaría muchos rencores, mucha recesión y una nueva guerra.. No se equivocó. En nuestro caso, el programa del FMI no pide eso, sino que hasta permite tener menos superávit en cuenta corriente que en 2021. Pero aún persiste el problema de la confianza. La clave es si la gente cree que puede ganar más plata acá o afuera del país.

– ¿Se puede usar a favor del crecimiento de la economía argentina la economía bimonetaria?

– En Argentina la mayoría de los ahorros están en dólares y en el exterior. No confiamos ni en el peso ni en la legislación. Tenemos casi un PBI fuera del país. Los dólares vuelven en el largo plazo luego de mucha confianza.¿Cómo se sale de lo bimonetario? por decreto no, es un paso a paso de confianza. El control de cambios es “quedate piola hasta que te estafe.” La gente se protege ante eso, es lógico.

– ¿ Los aumentos de tarifas que plantea el gobierno alcanzan para reducir los subsidios?

– Según el acuerdo del FMI el aumento propuesto bajaría los subsidios en 0,7% del PBI: del 3% al 2,3%. La esencia de los subsidios está en el gas. Hoy se cubre 26% del costo.

– ¿Una devaluación fuerte, está descartada?

– El FMI ahora está a favor de la flotación de los tipos de cambio. Pero sin reservas y sin confianza es explosivo. Es lo que le pasó a Alfonsín: el dólar se le fue de $10 a $600 en poco tiempo. El gobierno convenció al Fondo de no devaluar fuerte. Para lograrlo el programa tiene que ser consistente en la parte monetaria y fiscal. Argentina adoptó el sistema “crawling peg”, devaluar de a poco, pero no dijo cuánto ni cómo corregir demasiado el atraso de 2021. Quiere ir a la par de la inflación. Si el programa es consistente, y cumplo las metas, puedo evitar la explosión en el corto plazo, pero no soluciono nada a largo plazo. Si las metas se incumplen se terminan expresando con más inflación o más emisión y eso presiona sobre la brecha cambiaria.

– El mundo está en vilo por la invasión rusa a Ucrania. ¿Qué efectos económicos globales se avizoran?

– En primer lugar, el mundo está bastante movido desde hace dos años, desde el inicio de la pandemia. En 2020 el PBI mundial cayó 3.1%, que es la mayor caída desde la gran recesión de 1930. Mucho más grande que la crisis del 2007 en la que el mundo cayó 0,1%.La caída de 2020 tuvo características impactantes. El PBI cayó 30 % de manera instantánea, una hiper recesión de 2 a 3 meses y luego vino un proceso de recuperación. Todo estuvo vinculado íntimamente a la reducción de la movilidad de bienes y de las personas.Ya hacia fines de 2020 el mundo estaba recuperándose, un solo país cerró ese año con crecimiento positivo 2.8% que fue China pero porque empezó y terminó antes la pandemia. En 2021 el mundo creció 5.9%. es como si no hubiera habido crisis cuando uno toma las dos partes. aunque varía mucho entre países, el nivel movilidad está en niveles pre-pandemia.

– Entonces, en términos económicos, ¿la pandemia quedó atrás?

– En este momento de 2022 tendríamos que estar hablando del inicio de la normalidad. Pero ocurrieron tres cosas inesperadas, como una nueva variante omnicrom muy contagiosa pero de menor letalidad, una sequía en el cono sur que baja volúmenes de producción en Brasil, Argentina y Paraguay y ahora la guerra iniciada por Rusia

– En ese contexto ¿Qué perspectivas se ven para la guerra?

– Nadie sabe cómo se termina. Hice un análisis pero bajo los supuestos de que no hay guerra nuclear, la guerra es corta y el resentimiento y efectos post-guerra son más largos. Cualquier supuesto que cambie, cambia todas las perspectivas. En ese contexto habrá que ver qué pasa con la energía y las materias primas ¿Qué pasa si la guerra fuera nuclear? Sería una dimensión distinta. Supongamos que dure un año. es otra dimensión. Dentro de eso hay una cantidad de variables cuyo impacto se puede ver. El primero es que en todo conflicto la gente vende activos de riesgo y busca refugio. Hoy la gente está vendiendo en Europa y busca oro, criptomonedas, aunque muy vulnerables, y activos en EE.UU. Hay efectos inmediatos. el dinero sale de Europa a EE.UU. El euro baja de 1.14 a 1.09 dólares. EE.UU. recibe fondos que van a bonos del Tesoro. y la tasa implícita que estaba subiendo a 2.04% cae a 1.75%. Todos los días fluctúa según se crea en la prolongación o no de la guerra.

– Lo que vimos hasta ahora es la respuesta económica a la guerra es la tradicional de cualquier crisis. Me refiero al traslado de los capitales desde Europa a Estados Unidos.

– Por ahora es absolutamente así. Excepto que es más generalizado. Toda Europa está en problemas, aunque Alemania menos que el resto. eso es notable.

– Hasta ahora la respuesta de Occidente a Rusia parece centrarse en sanciones económicas antes que en acciones bélicas….

– Eso del vuelo a la seguridad de los capitales hubiera pasado con o sin respuesta de Occidente.

– ¿Qué otros impactos tiene la guerra sobre la economía mundial?

– Ucrania es un fuerte productor agropecuario de 100 millones de toneladas, algo menos que Argentina, concentrado en trigo, girasol, y maíz. Obviamente en un país destruido, que desaparezcan 100 millones de toneladas genera un problema de suba de precios, puede haber destrucción física o demoras en la entrega. Los precios fluctúan mucho, sobre todo en trigo, que pasó de 270 a 400 dólares la tonelada. Luego maíz y luego soja. que agrego a la sequía.Del lado ruso, todavía no hay daños, pero también está afectada su zona productora agropecuaria. Eso genera aumento de precios, cambios en las balanzas comerciales de todos los países, incluso de China y Japón que son importadores de alimentos. Eso deriva en una suba de precios y de ahí a un proceso inflacionario que ya estaba en marcha.

– ¿Y qué pasa con el precio de la energía a nivel global?

– Si tomamos todas las fuentes de generación de energía, Estados Unidos es el primer productor mundial, y Rusia el segundo. Europa es el principal importador neto y Rusia el principal exportador. Parte del conflicto es el gasoducto que pasa por Ucrania y el que estaban construyendo. Hay que distinguir el petróleo -que se puede importar y exportar- del gas, que no es un commoditie.Los principales exportadores de gas son Australia, Qatar y Rusia; los principales importadores, los países asiáticos y Europa. Rusia no le puede vender a China el gas que hoy manda a Europa porque no tiene plantas para licuificar. El gas que no le vende a Europa no lo puede desviar a otro país. El impacto en gas es más fuerte que en petróleo.Esta suba de la energía le da un nuevo impulso a la inflación global. En términos particulares daña a Rusia pero a Ucrania la destroza

– ¿Cómo está la economía rusa para encarar la guerra?

– Rusia no es una gran potencia económica. Tiene un PBI de 1.6 billones de dólares, menor al de Brasil y un ingreso per cápita de US$11.000, similar al de Argentina. No es una potencia industrial sino militar, algo de tecnología y energética. Pero hasta hoy fue un país prudente en el manejo de los equilibrios macroeconómicos. Tuvo superávit en cuenta corriente durante 12 años, excepto en 2020. En promedio tuvo US $67.000 millones por año de superávit cuenta corriente y el año pasado US$ 91.000 millones por la suba de gas y petróleo.Tuvieron un punto de déficit fiscal promedio, que salta a 4 cuando cae el petróleo. Sus balanzas comercial y fiscal son muy dependientes de la energía.. A eso hay que agregarle todas las presiones que le pusieron las sanciones. Expulsar a los principales bancos del sistema SWIFT los obliga a pagar en efectivo. Pero al inicio de la guerra Rusia tenía reservas en su banco central por US$ 630.000 millones, de las cuales US$150.000 millones son en oro. La acumulación de reservas lleva a pensar que se estuvieron preparando para la guerra. No es el enojo de un día. Lo cierto es que la guerra modifica todo: tipos de cambio, tasas, precios, inflación, enojo de la gente…Ni que hablar de la barbarie en términos humanitarios. Y todo pasa en un mundo presionado por la inflación…

– Más allá de la guerra, el proceso inflacionario global viene creciendo desde bastante antes de la guerra.

– Tuvimos una política fiscal irresponsable de Estados Unidos en marzo de 2021, cuando le dieron plata a la gente en forma innecesaria. Y se sostuvo una política monetaria política monetaria irresponsable de seguir comprando bonos públicos. También hubo problemas de logística y falta de insumos, y un impacto energético porque bajó la producción de Rusia y Arabia cuando se desplomó el precio del petróleo. Querían cambiar la matriz energética abandonando el carbón sin tener sustitutos…. La Reserva Federal avisó que subía la tasa, la duda era si lo iba a hacer y cuándo. Ahora parece que sí lo van a hacer. Yo veo venir cuatro subas de la tasa en EE.UU. Cuando ello ocurra lo lógico es que la tasa de los bonos suba y eso provocaría un ajuste en las Bolsas del mundo, un efecto pobreza por la explosión de las burbujas bursátiles. Pero ahora nada es seguro, porque la guerra puede cambiar todas esas suposiciones.

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