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Eduardo Domínguez, a fondo: “Este fútbol argentino es muy difícil de ver por muchas situaciones; para mí hay ocho equipos de más”

Los pelos de Eduardo Domínguez apuntan al cielo, pero el actual entrenador de Independiente siempre mantiene sus pies bien pegados a la tierra. Apenas lo elevaron a la fuerza los jugadores de Colón cuando tocaron el cielo con las manos bajo su dirección técnica en 2021. Pero él mantuvo su perfil de mesura absoluta aún en ese mismísimo momento de euforia en el que había logrado el primer título de la historia del club santafesino. Dice que le sale así, que trata de “ser lo más auténtico posible”, de ser él.

“Yo soy así. Después, te van a querer comparar y van a decir muchas cuestiones. Se empiezan a analizar muchas cosas ahora, sobre todo a los entrenadores. Si habló, si no habló, si gritó, la postura…”, explica este entrenador de 43 años sentado cómodamente en una de las salas del complejo del Rojo en Villa Domínico.

Allí, vestido con el equipo de gimnasia del cuadro de Avellaneda, charla con Clarín del éxito y del fracaso en el mismo tono. Nombra a su suegro, Carlos Bianchi. A Josep Guardiola. Menciona la guerra entre Rusia y Ucrania. Se conmueve. Y critica la estructura del fútbol argentino, ese que cataloga como “muy difícil de ver”.

-¿En tu mesa familiar se habla de fútbol?

-Se termina hablando de fútbol, si vivimos del fútbol y crecimos gracias al fútbol. Carlos (Bianchi) desde lo 9 años lo único que hizo fue jugar al fútbol y yo lo mismo. Hablás de la vida, pero siempre va de la mano con algo del fútbol. Yo desde que me levanto hasta que llego a mi casa estoy pensando en esto. Mi señora está esperando en casa y me pregunta “¿Cómo te fue?”. ¿Cómo me fue en la oficina? No, acá. Mis hijos se saben todos los apellidos de los jugadores que entreno.

“Soy lo más auténtico posible”, se describe el DT del Rojo en una entrevista exclusiva. Foto: Lucía Merle

-Tenés a tu alcance a uno de los mejores técnicos de la argentina, como es Bianchi. ¿Te permitís exprimirlo y aprovecharlo o no lo utilizas como una herramienta para tu carrera?

-Si no lo consideraría como una herramienta sería el más estúpido. Seguramente a veces sea estúpido y seguramente me equivocaré. Claro que hablamos y lo escucho. Y cuando tengo alguna duda le pregunto. Él siempre me ha dejado en claro que no me va a dar ningún consejo; me puede decir lo que le pasó a él y como le encontró una solución. Siempre me recalcó que era otra época, otros entrenamientos, otros jugadores y me dijo “vos sos vos y yo soy yo”. Me dice: “¿A vos te pasó esto? A mí me pasó algo parecido y como soy yo hice así, pero vos hacé lo que vos creas porque vos lo ves al jugador todos los días”. Me ha contado historias que decís “wow, por algo es el número 1”. A ninguno se nos ocurriría hacer lo que él hizo y por algo ganó todo lo que ganó.

-¿Aplicaste varias cosas que te ha dicho?

-Algunas sí y otras no porque yo no soy así y a mí no me saldría natural. Yo no podría hacerlo. Y hay otras cosas que sí me sientan a gusto y me salen naturalmente. Y claro que en ese caso lo aplico.

-¿Qué es para vos el fracaso?

-Es muy dura esa palabra. No… Si uno hace lo que ama y lo hace con pasión y con dedicación hay veces que te sale bien y veces que te sale mal. No todos los días son buenos y no todos los años son buenos. Es muy fácil rotular y decir esto es un fracaso. Hay que ver a qué se le dice fracaso o cómo sucedieron las cosas para decir que fue un fracaso. Hay que ver un montón de contextos, no solo el deportivo. Lo más fácil es decir “no ganó; fracasó”.

-No conseguir un objetivo no es necesariamente sinónimo de fracaso.

-No. Si buscaste ese objetivo por todos los medios, a veces quizá no tuviste la oportunidad o el contexto o un montón de cosas que pasan. A veces no se alinean los planetas. Por qué fracasar. ¿Un taxista fracasa porque no llega a facturar el dinero que necesita en un día? Por ahí la gente ese día no salió o fue por otro camino, yo qué sé. Lo mismo para el kiosquero, para el colectivero, para todos. Es fácil decirle a los deportistas “este es un fracasado”.

Eduardo Domínguez y su relación con Carlos Bianchi, su suegro: “Hablamos y lo escucho”. Foto: Lucía Merle

-Es una palabra que se utiliza bastante, sobre todo en el fútbol.

-Hay muchas palabras que se utilizan bastante en la jerga deportiva.

-¿Hay algunas que te molesten?

-No me molestan pero están instaladas. Como cuando se dice que “es un partido de viva o muerte”. Es una locura pensar eso. De vida o muerte es para los que hoy están luchando en Ucrania. Eso es realmente la vida o la muerte. Uno ve los videos y las cosas que están pasando allá y a mí me tiene muy triste eso. No me gusta, nunca pensé que lo iba a vivir, que iba a ser contemporáneo a una guerra de tal magnitud. Hay dichos instalados en el fútbol, que es lo que apasiona más a este país, que no van para el lado que voy yo.

-Antes dijiste que hoy se analizan muchas cosas, ¿hay un análisis desmedido del fútbol o de lo que lo rodea?

-A mí me da la sensación que se da lugar a un montón de otras cosas y que se le da protagonismo a gente que no.

-¿A qué te referís?

-No sólo en el fútbol, vemos los canales de noticias y están con el celular viendo qué pasa segundo a segundo y viendo qué dicen de lo que dice. A veces se valora más qué van a decir del análisis que el análisis en sí. ¿Qué es lo que realmente se analiza: el fútbol o lo que se dice del análisis?Esto es por dinero, como todo. Si les da más ese personaje o esa situación seguramente van a seguir por ese lado.

-¿Es más simple el fútbol de lo que se lo analiza?

-Sí. Ojo, ha evolucionado muchísimo el fútbol y ha cambiado sus formar, ha cambiado el reglamento, han cambiado las canchas.

-¿Es más complejo que el fútbol de antes?

-Es más veloz. Lo que buscan es que se hagan más goles. Todo va alrededor del espectáculo. Se ha explotado constantemente el márketing. Pero se sigue jugando 11 contra 11. El mejor jugador siempre va a jugar. Y el que se adapta mejor siempre va a ser mejor. Y el buen jugador siempre se adapta porque sabe jugar al fútbol.

-¿A vos te gusta más el fútbol de ahora?

-Antes también se decía “No porque antes se jugaba mejor”. Se decía en los 90, en los 80, en los 70 y así. Y dicen: “no ese jugador ahora no podría jugar”. Y sí podría porque se hubiese adaptado y hubiese sido un grandísimo jugador en esta época. Vamos con la evolución. Dicen: “Ahora no hay tiempo”. Y para mí sí que hay tiempo, hay mucho tiempo para jugar. Mucho. Es encontrar el cómo y el cuándo. Generar el espacio. Me gusta el fútbol de hoy.

“Me gusta el fútbol de hoy”, asegura Domínguez y dice que hay espacios para jugar, pero que hay que buscarlos. Foto: Lucía Merle

-¿Para un DT lo más difícil es encontrar ese espacio y ese tiempo para jugar?

-Claro. Sí. Porque es generar un espacio cuando no hay. Es generar tiempo cuando escasea. Es generar situaciones cuando el rival trata de controlarte. Y nosotros buscamos hacer lo mismo con el rival. Primero, el jugador debe entender lo que buscamos y lo que debe hacer dentro del campo de juego. Que haya comunicación. Eso es muy importante, muy importante. Hoy veo en muchos lados que a veces se dice “si no hago lo que dice el entrenador…”, y el jugador siempre va a ser lo más importante. Si no hay entrenador va a venir otro, pero sin los buenos jugadores no todos pueden hacer eso. Mirá, acá quizá vamos a chocar fuerte: ¿el Barcelona de Guardiola hubiese sido tan exitoso sin Messi?

-No creo.

-No lo sabemos. Yo no lo sé. Porque la realidad marca que lo tuvo y lo potenció y se potenciaron juntos. Pero ese Barcelona para ganar tanto necesitó un año de 90 goles de Messi. Después Guardiola hizo su camino y reinventó el fútbol en muchos aspectos, pero no volvió a ganar la Champions. Y ese es el trofeo más importante que buscan los entrenadores. Por más de que lo quieran maquillar, la realidad es que los contratan para ganar eso, así como a mi suegro lo contrataban para ganar la Libertadores. Y si no la ganaba, ahí le ponían el rótulo de fracaso, ja. La jugó cinco veces y la ganó cuatro. Una locura. A lo que voy es: ¿ese Boca sin Román hubiera sido lo mismo? Después se reinventó y apareció Tevez. ¿Sin Tevez hubiera sido lo mismo? No lo sé, pero los tuvo y los potenció y crecieron juntos. Para crear y generar espacios siempre se necesita de la inventiva del jugador, a eso voy. Por más funcionamiento que tengas, que hagas 70 toques, que ataques rápido, siempre necesitás de ese jugador diferente para que haga la diferencia. El rival sabe lo que vas a hacer y si no tenés a ese que te haga algo fuera de lo normal… Sí, vas a ganar partidos, pero es otra cosa. Va a faltar algo. Lo dijo Bielsa cuando ganó la medalla olímpica con Tevez. Dijo que estaba frustrado porque Tevez hizo todo al revés de lo que él pidió, y fue goleador y mejor jugador.

-¿Hay jugadores que prefieren quedarse en el molde y no arriesgar por miedo a fallar y ganarse la puteada?

-Debe pasar. A veces buscan jugar por el funcionamiento y se olviden que lo más importante es la decisión de ellos. Si viste el espacio y la gambeta… Sí, está ese porcentaje de que la podés perder y seguro te van a putear tus compañeros, el hincha, es parte de hacer y equivocarse y después de volver a hacer.

-¿Si no fuera por trabajo mirarías con gusto fútbol argentino?

-Difícil. Este fútbol argentino es muy difícil de ver por muchas situaciones y contextos. Por ejemplo, para mí hay ocho equipos de más en Primera. Para que sea más competitivo tendría que haber menos equipos. Lo dije siempre y me favorecí: cuando ascendieron diez yo estaba en Huracán. Yo había dicho que eran una locura tantos ascensos. Por ahí no hubiésemos ascendido. Y bueno, me lo hubiese tenido que ganar de otra forma. La última que nos sucedió: antes de la primera fecha los árbitros se pusieron de acuerdo para hablar con los capitanes y con los entrenadores para que no haya tumultos, para que haya sanciones reales y menos polémicas… Y la cosa está peor que el año pasado. Dijeron: “Si vienen a protestar enseguida vamos a amonestar y si hay que echar lo vamos a hacer”. No amonestan a nadie, no echan a nadie. Es pero y hay cada vez más trompadas en las áreas. Ves un partido de fútbol que no es de los que pelean… Dos años sin descensos es una locura. En Brasil todos pelean por algo, por no descender, por entrar a una Copa.

-Dentro de poco arranca el VAR, ¿cómo creés que funcionará?

-Va a ser otro lío más.

-¿No lo ves como una solución?

-En Argentina no. Protestamos cada cosa acá… Es muy delicado ya en países organizados y en civilizaciones que respetan a la autoridad. Nosotros somos una civilización que no respeta a la autoridad. Por eso no respetamos a los árbitros. No se respeta a la autoridad en la calle, no se respeta a un funcionario. Después lo pueden hacer bien o mal, pero no se le tiene respeto. ¿El VAR nos va a hacer respetar? Va a ser difícil, nos deberemos acostumbrar de alguna forma. Pero nos dicen “ahora vamos a estar más severos” y no se cumple… Lo importante es que estamos en la Argentina y vamos a subsistir, ja.

-¿Vos no preferís el VAR?

-Sí, yo lo quiero al VAR. Claro que sí. Pero, ¿quién lo va a manejar? ¿Van a venir de Europa? Y bueno, te van a favorecer y te van a perjudicar con VAR o sin VAR. Como pasa siempre.

Independiente

De menor a mayor, Domínguez busca pavimentar su camino como DT de Independiente con material sólido. Los resultados hasta ahora no le entregan regularidad (un triunfo, dos empates y una derrota) y desde el juego va encontrando indicios de sus dirigidos que lo van convenciendo de que captaron el mensaje. Trabaja en un club que hace tiempo está en constante crisis económica y deportiva. Pero él asegura que puertas para adentro todo está más tranquilo.

“La venta de Alan (Velasco) ha tranquilizado mucho todo. Yo no me puedo quejar ni me voy a quejar. Y si me quejo, me voy a quejar con quien deba quejarme. No sé qué habrá pasado anteriormente a este proceso. Seguramente tuvieron sus dificultades y están a la vista con las inhibiciones y la falta de pago que hubo. Nosotros hoy estamos bien y vemos una institución que funciona. Hoy lo veo a Independiente que sabe el camino que quiere recorrer. Sabe. Sabe”, asegura Domínguez y se mete a conversar todo rojo.

-¿Cuando te llamó el Rolfi Montenegro no tuviste que tomarte un tiempo para analizar cómo estaba el club para dar este paso?

-Sí, seguro. Cuando me llamó Rolfi para saber cuál era mi situación yo todavía estaba en Colón. Yo sabía que en Colón se estaba terminando mi proceso. Todos me preguntaron porqué continué en Colón después de haber ganado el título y yo me quería seguir desafiando con ese mismo grupo para ver hasta dónde podíamos llegar. Hemos hecho un buen torneo y podríamos haberlo hecho mejor. La mayoría hubiera elegido irse. Pero yo tenía gansas de saber cómo era querer volver a ganar después de ganar. Y entender esa parte. Yo ya sabía que me iba a ir de Colón a fin de año y lo había hablado. Me iba a tomar un tiempo. Y en ese poco tiempo empecé a evaluar lo que me podía dar a mí Independiente y lo que yo le podía dar a Independiente. Uno pone en la balanza todo, pero había algo acá, adentro mio (se toca el pecho), que me empujaba para adelante y yo soy de seguir esas sensaciones.

“Algo adentro mío me empujaba para adelante”, dice Domínguez sobre su decisión de aceptar dirigir a un Independiente en crisis. Foto: Lucía Merle

-Te dejaste llevar por eso.

-Claro que sí. Lo hice también cuando me ofrecieron ser entrenador en Huracán. No tendría que haber agarrado, pero había algo adentro que me impulsaba. Me dejé llevar y me gusta donde estoy. Estoy feliz. Estoy con muchas ganas.

-Pareciera haber unanimidad en cuanto a tu llegada, no solo en el mundo de Independiente sino en el ambiente del fútbol. ¿Sentís que te ganaste un respeto después del título con Colón?

-Sí. Tengo en claro que haber salido campeón con Colón le cambió la mirada a muchos de mis pares hacia mí. Lo percibo. Pero yo sigo siendo el mismo, a mí no me modificó. Trato de crecer para estar a la altura, no de lo que dicen, pero sí del respeto que me demuestran. Hubo llamados que no me esperaba de otros entrenadores para felicitarme y me fundamentaban la felicitación después del título. Siempre es grato cuando te dicen cosas personas que no creés que te van a llamar.

-¿Si te va bien en un club que no va bien vale doble?

-No sabría decirte. Sé que Independiente está en la necesidad de conseguir un título local, sobre todo.

-Se cumplen 20 años del último que ganó.

-Lo sé. Para eso hay que soñarlo, visualizarlo y, sobre todas las cosas, trabajarlo.

-También tendrás la Copa Argentina y la Copa Sudamericana. ¿Hay plantel para todo?

-Eso lo iremos viendo a medida de que vayamos compitiendo. Nosotros tenemos en claro los objetivos de este semestre y no solamente es lo local. Queremos pasar a octavos de final en el plano internacional. El otro semestre veremos cómo podemos seguir avanzando. El objetivo no es solamente el torneo local, para nada.

-Apenas llegaste dijiste “Necesitamos goles”. Pero se fue Silvio Romero y no te trajeron un goleador. ¿Te quedó debiendo eso la dirigencia?

-No. Hemos trabajado duro para conseguir algunos jugadores que no pudieron venir. Otros no quisieron venir. Otros no estaban a nuestro alcance. Los goles valen plata. Teníamos que hacer mucho esfuerzo y tener mucha inventiva para lograr obtener la mayor cantidad de goles con el dinero que teníamos a disposición. En ese momento se hablada de un montón de inhibiciones y se hablaba de que iban a caer otras más grandes. Hoy todo se va acomodando. Independiente se va ganando el respeto que merece de a poco con la seriedad que debe tener una institución. Hay que cumplir las cosas que se dicen. Y desde que yo estoy se van cumpliendo.

-Pero el 9 no lo tenés y estás apelando al “falso 9”. ¿No te queda otra alternativa que trabajarlo así?

-¿Vos te acordás del Colón campeón?

-Sí.

-¿Jugamos con un 9?

-No, estaba el Pulga Rodríguez.

-Un técnico me llamó para decirme que había quemado todos los papeles. “Fuiste campeón sin delantero”, me dijo. Pero teníamos delanteros, teníamos mucha gente en ataque. Llegábamos constantemente con cuatro o cinco jugadores de ataque. Me empezó a marcar muchas cosas y me felicitaba. Él tenía una mirada diferente a la mía, pero me felicitó. Creo que fuimos el segundo o tercer equipo más goleador. Y jugamos sin referencia de área. Desde que llegué a Independiente están todos con el tema del 9 porque se fue Silvio. Si lo tengo a Silvio Romero claro que lo utilizo, pero si no hay otras formas de jugar y de atacar. Tienen que combinarse mejor y entenderse para llegar a ocupar los espacios que queremos ocupar en el área. Es tiempo y trabajo.

-¿A Velasco trataste de convencerlo para que se quedara un tiempo más?

-Le fui claro y le di mi punto de vista. Por ahí estaba para esperar y tener la oportunidad en otro fútbol. Pero es difícil estar en la cabeza del chico y de la familia. Si se quedaba todo iba a ser probable y no iba a haber certezas. Yo le dije lo que me parecía y lo que veía para un futuro cercano de él. Pero hay que estar con el papel adelante tuyo y decir que no con las cifras que se manejan hoy.

-¿Vos confiabas en que si se quedaba podías haber sacado una mejor versión suya?

-No lo sé. Es un jugador diferente. Teníamos un plan para él y para el equipo. Para que él pudiera lucir toda su destreza lo más cerca del área posible. Pero ya está, tuvimos que hacer un nuevo plan.

-Domingo Blanco todavía no sabe si va a renovar el contrato, ¿te dejan utilizarlo igual?

-Si sigue evolucionando, seguro que sí. Hay varios jugadores en la misma situación, pero la dirigencia está en plena negociación con ellos. Y mientras siga de esa forma obviamente que los vamos a utilizar. Lo que pasa es que se compara estos casos con lo de Fabricio (Bustos), pero ahí ya se había roto la relación y no querían negociar directamente. Acá es totalmente diferente. Si están hablando es porque tienen la intención de seguir.

“Teníamos un plan para Velasco y para el equipo, pero tuvimos que cambiar de planes”, contó Domínguez sobre la venta del juvenil a la MLS. Foto: Lucía Merle

-Tenés muchos juveniles, ¿cómo se hace para no quemarlos en este contexto?

-Uno apela a charlas y ser claro con los chicos. Son chicos que tienen que crecer rápido. En otro contexto y otra situación no sé si estarían en Primera. Lo tienen que aprovechar. Y eso se hace trabajando al máximo y dándolo todo porque sino no les va a alcanzar. Porque esto es Independiente y la exigencia es la máxima. Si no se dan cuenta de que la chance está al alcance de la mano no sé en qué otro momento la tendrán. Hace dos años que se van jugadores y no llega ninguno. Depende de ellos.

-¿Los chicos de hoy son más difíciles de abordar?

-No es más difícil, es diferente. Crecieron diferente a como crecimos nosotros. Si nosotros hubiéramos tenido los celulares y las redes sociales… Yo no jugué a la Play Station porque no la tenía, si llegaba a tener la Play mi viejo me hubiese tenido que agarrar del cogote para sacarme. Ellos tienen que saber que hay una vida. No sé quién está detrás de un usuario de una red social. No sé quién es. Y porque te dice que sos un fenómeno te vas a creer de en serio que sos un fenómeno. Cien te dicen que sos un fenómeno y uno te dice la verdad y te quedás con ese pensando “y a este qué mierda le pasa”. Tienen que tener los pies sobre la tierra constantemente. Nosotros le decimos que tienen que caminar acá. No todo el mundo gira alrededor de ellos. Son chicos y están creciendo.

Su hermano Federico y el triunfo más importante

Hace unas semanas, su hermano, Federico, subió un video a las redes para chicanearlo con la falta de un lateral zurdo y avisarle que él estaba para jugar. Federico superó un cáncer de colon detectado en 2018 y Eduardo celebra y recuerda lo tiempo difíciles que pasó junto a él.

“Cuando me tocó ir a Nacional lo sumamos al cuerpo técnico para que piense en otra cosa y que no todo gire en la enfermedad. Para que eso le sacara de la cabeza su enfermedad. Hacíamos doble turno y en vez de dormir la siesta él se iba a hacer el tratamiento. Mostró una fuerza tremenda y logró vencer. Verlo así hoy es un lujo. Pude estar presente, somos la misma sangre”, dice con la emoción contenida y deja escapar la sonrisa de la felicidad más grande.

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