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Vigo tensionó con Llaryora y Natalia de la Sota por cierre de listas de la interna del PJ

La interna del peronismo cordobés que se desarrollará exactamente en un mes decidió mudar de manera imprevista su teatro de batalla de algunos distritos del interior a los barrios y las seccionales de la capital cordobesa. Porque, cuando todo parecía indicar que, sellada la unidad en algunos departamentos con presencia albertista, y en la que sólo generaba expectativa la disputa del peronismo en Punilla, el despliegue territorial de la senadora Alejandra Vigo generó tensiones durante el fin de semana en el entorno del intendente Martín Llaryora y sobre todo de la diputada nacional, Natalia de la Sota. 

Moviendo fichas, candidatos de unidad al tope de la boleta en las seccionales, uninominales e injerencia en el Consejo de la capital, órgano vital del partido para la disputa que viene. La del 2023 con Llaryora peleando por la gobernación y esperando la tracción del partido en los barrios como un factor que se sume al balance de gestión. 

Todos ingredientes que incidieron en la discusión del cierre de listas que vence mañana para la interna del peronismo que se dará el próximo 27 de marzo con el gobernador Juan Schiaretti como único candidato provincial a presidir el partido. Y con el intendente Llaryora para comandar el PJ de la Ciudad. 

La avanzada de Vigo. Dispuesta a seguir musculando y ganando territorialidad con miras al 2023, la senadora ordenó un despliegue que trajo como consecuencia lugares expectables para los propios en el Consejo de la capital y los dos lugares principales en cada seccional: el presidente y el uninominal. 

Avanzada que se impuso sobre el delasotismo, la otra vertiente con peso que tiene el PJ capitalino, que acordó el repliegue y negoció en las últimas horas el segundo lugar del armado provincial para la hija del fallecido exgobernador. Buscando mostrar fuera de los límites provinciales que el peronismo cordobés cerró el 1-2 con Schiaretti-De la Sota. 

En tanto, el llaryorismo también se sumó al repliegue y a mediados de semana fueron varios los que se enteraron que había que salir de la interna. “Termina siendo un trámite administrativo. Hay que sobrevolarla, somos un espacio que nunca necesitó del aparato para ganar una elección o gestionar”, sentenció el viernes por la tarde un funcionario de extrema confianza de Llaryora a PERFIL CORDOBA

Casi en la misma sintonía, desde el delasotismo reconocieron a este diario: “estamos viendo las internas que tiene Juntos por el Cambio y en lugar de capitalizar, nos quedamos en el chiquitaje. Viendo quién se queda con la Seccional 4ª o quién va a una uninominal”. 

Sin embargo, desde todos los sectores del PJ observan cómo el viguismo se empoderó en los últimos meses con una botonera que se amplía: en la Unicameral, Nadia Fernández se quedó con la vicepresidencia que ejercía hasta diciembre Natalia de la Sota; en el Concejo retuvieron la presidencia provisoria, los despachos en el Ejecutivo municipal no se tocaron y la interna hace presumir un control aún más extenso en las seccionales. 

Cargos que generan una tensión con miras a las elecciones del año próximo y después de una advertencia que el propio Llaryora lanzó en noviembre, post elecciones cuando se insistió con lo que se sacó en Capital. “No tengo ningún problema en ir por la reelección y que busquen un candidato a gobernador”, lanzó en un encuentro acotado a fin de año el intendente. 

Frase que en la última semana varios recordaron. 

Viguismo puro. En la Capital, la esposa del gobernador se quedó con el control de la populosa seccional 10ª, tras superar un frente interno que puede traer repercusiones en el Concejo. Porque el concejal oficialista Diego Casado, crítico de la gestión en varias ocasiones, fue despojado de sus deseos de candidatura y allí, el titular de la seccional en Villa El Libertador será un hombre del legislador Diego Hak. Un puro. 

Algunos aseguran que, si no hay acuerdo con Casado para la unidad que llevará al hombre de Hak a comandar la seccional, el concejal llevaría un as en la manga: lista propia con Oscar de Allende. 

En la 8ª hicieron lo propio con el delasotista Bernardo Berbotto y el presidente será Augusto Cámara. El desplazamiento del director del CPC Pueyrredón no cayó bien en el entorno de Natalia de la Sota. 

Y así en la gran mayoría de las seccionales. 

Con el agregado de que también Vigo colocó a dirigentes de su confianza en el Consejo capital como Hak, Leonardo Limia, Paulo Cassinerio y Raúl La Cava. Dos legisladores provinciales, un ministro y el secretario de Políticas Sociales del Municipio. En ese orden.

Punilla y Calamuchita, también calientes. En gran parte del interior se apostó por la unidad. Incluso, en aquellos distritos donde venía acalorada la discusión por aquellos que encontraron terminales en despachos nacionales. En Colón, se acordó la unidad, con la calma entre los primos Rufeil; lo propio en San Martín, con una injerencia clave del Panal para que Martín Gill y Eduardo Accastello depongan las armas. 

Sin embargo, dos departamentos conservaron la disputa y en un mes jugarán una parada brava. Sobre todo Punilla, donde el exsenador Carlos Caserio arriesga un poder de 30 años frente al intendente de Huerta Grande, Matías Montoto. 

Caserio encabeza la lista con los dos legisladores que se abrieron del schiarettismo en la Legislatura: su hija, Mariana, y Miguel Maldonado. 

La queja viene porque se podrán afiliar ese mismo día quiénes quieran votar. Y para contrarrestar ese efecto, los albertistas de la zona apostarán a las regionales de los gremios. 

En tanto, en Calamuchita, está Carlos Alesandri, quien también amagó con salir del oficialismo en la Unicameral y hasta ahora deberá revalidar su poderío con el intendente de Santa Rosa, Claudio Chavero. 

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