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La masacre de Texas, en Netflix: Macabra, absurda, efectista y horrenda

Basémonos en que quien se sienta en el living a ver una película de Netflix con un título como La masacre de Texas ya sabe o se imagina lo que va a ver. Eso si no escuchó hablar y/o vio la película original de Tobe Hooper (nacido en Texas, 1943-2017), una pionera en esto de asesinos que no abren la boca y son silenciosos.

Bueno, Leatherface hace cierto ruido porque usa una motosierra.

Y por lo que presumimos en este reboot de Netflix, motosierra oxidada.

Leatherface observa qué tal le quedó su nueva máscara. Adivinen a quién le sacó la piel. Foto Netflix

La masacre de Texas no arranca de cero. No es que todo empieza como cada nueva saga de Spider-Man, con la picadura de la araña. Es una secuela que se olvida de todas las secuelas que hubo -ésta es la octava película que tiene las palabras Masacre y Texas en su título-, pero se habla en un especial de TV que se ve en pantalla, con la narración de John Larroquette, el mismo que el del filme de 1974, de los crímenes horrendos que terminaron con cuatro de cinco jóvenes desangrados y/o mutilados por el loco de la motosierra.

Un tipo alto que usa una máscara de un rostro humano, y que si no atacaba con la motosierra lo hacía con martillos o cuchillos y ganchos de carne.

Eso sí: llevaba puesto un delantal. Cruento pero limpito.

Una imagen icónica, que se reitera película tras película: Leatherface y la motosierra en alto. Foto Netflix

Hubo una única sobreviviente, Sally, que como la actriz Marilyn Burns falleció, ahora tiene el cuerpo y el rostro de Olwen Fouéré.

Pero Sally no es la protagonista.

Esto no es Halloween.

Una imagen de “La masacre de Texas”, de Tobe Hooper (1974), pionera en asesinatos macabros. Foto Archivo Clarín

Nuevas probables víctimas

La película nos presenta a otro grupete de probables próximas víctimas viajando en auto hacia Harlow, un pueblito abandonado. Dante (Jacob Latimore) y Melody (Sarah Yarkin) van a subastar distintas propiedades. En el asiento del acompañante viaja Ruth (Nell Hudson), su novia y la rubia de siempre, y Mel lleva a Lila (Elsie Fisher), su hermana adolescente a la que sobreprotege con motivo: Lila sobrevivió a un tiroteo en su colegio.

Los cuatro que llegan al pueblito. ¿A qué no saben quién los espera? Foto Netflix

Así que tenemos a dos sobrevivientes. Nada, es un dato que tiro. Y aviso que más adelante habrá algún que otro spoiler, pero nada que no puedan olvidar rápidamente: se ven en el trailer.

Aquí la violencia es todo.

Pregúntenle sino a la señora a la que Dante desaloja de su orfanato, diciendo que él tiene el título de propiedad, aunque ella diga que es un malentendido. La señora tiene un solo huérfano, y si aún no adivinaron quién es, es porque se levantaron a la heladera o se quedaron dormidos.

Leatherface y uno de los momentos que serán más recordados de la nueva película. Foto Netflix

Pero no, no van a poder preguntarle a la señora, porque ni el tubo de oxígeno que la acompaña en la camioneta de la policía en la que se la llevan de prepo (y con Leatherface sin su cara de cuero aún puesta a su lado) la salva. Tiene un ataque cardíaco y fallece.

Bueno: no pasaron 25 minutos y pronto tendremos tantos muertos como en la Masacre de Texas original.

Uno, por causas naturales.

Más cruenta que la original, no hay nada aquí que explique el comportamiento del protagonista. Foto Netflix

Las tablas del suelo que rechinan, que “este lugar está maldito”, que “si te mudás aquí me vuelvo con papá”, más que cosas premonitorias son frases hechas.

Volvamos mejor con Leatherface. Por qué es asesino serial y no habla no habrá que buscarle explicación en esta película -no hay referencia a la familia de Leather, que eran caníbales y algo inestables emocionalmente-. Y Leather los mata bien muertos. Bueno, a algunos no tanto. Generalmente terminan desangrados, previo cuchillazo, martillazo, mazazo o lo que sea q termine en azo.

No ahorraron sangre falsa ni cuerpos mutilados. Foto Netflix

No hay humor en La masacre de Texas, salvo un distraído que le dice a Leatherface “Si intentás algo te cancelarán” o un “se ve muy falso” lo que hace Leatherface en un autobús, según un posteo de las redes sociales que se ve en un celular.

También, y permítanme ser gráfico, porque debe ser el momento del que hablará todo el mundo, cuando la motosierra atraviesa a un joven, y éste termina apretando a una joven contra la pared del ómnibus, y parece que estuvieran teniendo sexo.

En medio del campo, con el sol en lo alto… El terror. Foto Netflix

Preguntas: ¿irá Leatherface, como los dinosaurios de la inminente Jurassic World: Dominio, a la ciudad? Cuando se tiene la oportunidad de huir, ¿no hay que huir? Y cuando se puede eliminar a Leatherface… ¿no habría que eliminarlo? O por qué los hermanos directores Ryan y Andy Tohill dejaron el rodaje a la semana y los suplantó David Blue García, que refilmó todo.

Cuando la película termina faltan 9 minutos de créditos. ¿Para qué ver los créditos? Para ver que la historia es de Fede Alvarez, que también produjo la película, y quien desde que Sam Raimi lo descubrió con el corto Ataque de pánico, con robots atacando Montevideo, no hace más que películas de terror (No respires), y que hay muchos apellidos terminados con v en los equipos técnicos, porque se rodó en Sofia, Bulgaria.

Y sí, porque entre los créditos pasa algo.

“La masacre de Texas”

Regular

Horror. EE.UU./Bulgaria, 2022. Título original: “Texas Chainsaw Massacre”. 83’, SAM 18. De: David Blue García. Con: Sarah Yarkin, Elsie Fisher, Jacob Latimore. Disponible en: Netflix.

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