Para algunos habrá pasado rápido. Para otros seguramente se habrá hecho una espera eterna. Lo cierto es que ha empezado un nuevo año mundialista. Qatar 2022 no será uno más. Será el más caro de la historia, pero también tendrá la particularidad de disputarse entre noviembre y diciembre por primera vez por cuestiones climáticas. Y nadie lo quiere pensar seriamente, pero podría llegar a significar la última cita para Lionel Messi, que llegará con 35 velitas en el lomo.
La Selección Argentina cuenta con la tranquilidad de saberse clasificada con cuatro fechas de anticipación, aunque tendrá por delante varios meses para afrontar la mejor preparación posible con el objetivo de pisar suelo árabe con todos los detalles pulidos. ¿Dónde está parada la Scaloneta, qué le falta y qué necesita para sentirse a pleno y aterrizar con la confianza a tope en el país organizador? Bienvenidos al 2022, el año de la ilusión mundial.
Ni los más optimistas imaginaban un escenario tan esperanzador a 11 meses del partido inaugural de una nueva Copa del Mundo. En el medio pasaron muchísimas cosas en el conjunto nacional. La reestructuración tras el feo papel en Rusia 2018 fue muy profunda y hasta no hace mucho tiempo atrás los propios protagonistas hablaban sobre Qatar como una competencia en la que el equipo albiceleste no estaría ni cerca de estar entre las grandes favoritas.
Messi y la desazón tras ser eliminado en Rusia 2018. Foto REUTERS/Carlos Garcia Rawlins
Sin embargo, el 2021 fue fructífero por donde se lo mire para Lionel Messi y compañía cuando vistieron el escudo de la AFA en el pecho. Se terminó de forjar un grupo, se consolidó una idea, se ganó la Copa América en el Maracaná, se siguió construyendo un invicto de 27 partidos -y contando- y se puso la clasificación en el bolso.
Y más allá de que el entrenador y los futbolistas intenten bajar la espuma del furor que el equipo causó en los hinchas, la llamita de la fe se alimenta cada vez más por una confianza y seguridad que se respira en las entrañas de la Selección y que se ve reflejada en el campo.
Hacía mucho que la Argentina no vivía tiempos de paz. Sin problemas internos. Sin problemas organizativos y o logísticos. Sin divisiones. Sin cortocircuitos con la prensa. Sin vaivenes futbolísticos. Sin cambios de técnicos. Sin rumbo fijo. El título tras 28 años de sequía trajo calma, pero el buen clima ya se palpaba con anticipación a la vuelta olímpica ante Brasil.
Messi y el gran gusto de su vida deportiva. Foto NELSON ALMEIDA / AFP
Todo esto, de continuar por este sendero, genera el escenario ideal para llegar a Qatar sin fisuras. Lionel Scaloni y su cuerpo técnico parecen tener todo muy encaminado. Es imposible decir que la lista final está cerrada porque aún queda un tiempo prolongado por delante hasta arribar al momento crucial de afinar el lápiz, pero un porcentaje mayoritario de los apellidos están anotados ya en el bosquejo del DT nacido en Pujato.
Nombres propios
El retiro del Kun Agüero abre puertas. Foto DOUGLAS MAGNO / AFP
¿Quedará lugar para algunas sorpresas? Sin dudas, esa puerta no debe cerrarse jamás. Más si se tiene en cuenta que el entrenador celeste y blanco ya ha demostrado no tener ataduras a la hora de las convocatorias. Está claro, la prioridad será darle rodaje al grupo afianzado que tiene actores que parecen estar adentro: Messi, Emiliano Martínez, Nicolás Otamendi, Cristian Romero, Marcos Acuña, Rodrigo De Paul, Leandro Paredes, Giovani Lo Celso, Angel Di María, Lautaro Martínez.
Pero hay algunos puestos en los que podrían aparecer nombres que no vienen teniendo un lugar asegurado. El retiro de Sergio Agüero, por caso, abre un hueco en el ataque. Lautaro Martínez es hoy el nueve titular y el goleador del ciclo. Detrás de él, la competencia es muy pareja: Joaquín Correa, Julián Alvarez, Lucas Alario y hasta Giovanni Simeone (no viene siendo citado), hacen fuerza por estar.
En el arco habrá debate por ver quiénes secundan al Dibu. Franco Armani tendría su plaza y después compiten Juan Musso, Agustín Marchesín, ¿Gerónimo Rulli?
Los puestos de recambio en la defensa son los que están en disputa y en el mediocampo sucede algo similar. ¿Habrá espacio para que suba algunos de los jóvenes que Scaloni viene siguiendo de cerca y que convocó en la última doble fecha del año pasado?
Llegar con rodaje
Italia, el rival de más peso que tendrá Argentina camino a Qatar. Buscan otros. Foto Paul ELLIS / POOL / AFP
La Selección tendrá cuatro partidos oficiales entre enero y marzo para cerrar las Eliminatorias. La idea, más allá de tener el boleto asegurado, es insistir con el mejor equipo posible en esos duelos para utilizarlos como preparación. Claro que también en algún caso se podría probar con otros nombres que no tuvieron tantos minutos para terminar de redondear algunas dudas. Todo estará en la balanza.
El 27 de enero se medirá con Chile en la altura de Calama (2.400 metros sobre el mar) y el 1 de febrero recibirá a Colombia (¿será en Córdoba o en River?). El 24 de marzo jugará de local ante Venezuela (podría ser en Santiago del Estero) y el 29 de marzo jugará la última fecha ante Ecuador en Quito.
Para después, se buscan rivales. El 1° de junio en Londres se cruzará con Italia por la finalísima entre el campeón de Europa y el de América. El cuerpo técnico pretende cerrar otros tres amistosos con rivales europeos: uno más a mitad de año y otro dos en la ventana de septiembre. Nada firme por ahora.
Los primeros días de diciembre, Claudio Tapia y parte del grupo de trabajo de Scaloni estuvieron recorriendo Qatar para ver posibles lugares de concentración y de entrenamiento. Ahora queda definir uno de esos establecimientos para que sea el búnker argentino, algo que no tardará en materializarse.
Comenzó el año del Mundial. Ahí, doblando la esquina, espera un sueño que parecía demasiado lejano y que ahora, ante un presente muy positivo, despierta un cosquilleo imposible de ignorar.
MC