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Alberto Fernández y Máximo Kirchner, un reencuentro público con guiños y una tensión latente

Fuera de la mesa de decisiones de Alberto Fernández tras la grieta interna que se desató post PASO, Máximo Kirchner reapareció este lunes por la Casa Rosada en el acto que encabezó el Presidente por la ampliación del plan Progresar. Fue el reencuentro público de ambos en un mismo escenario y hubo, pese a la tensión latente, guiños cruzados en los discursos. Acaso una postal para intentar robustecer el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que busca el Gobierno. Sin embargo, en privado nada parece haber cambiado.

En el desembarco de Máximo en el Museo del Bicentenario mucho tuvo que ver Fernanda Raverta. En su rol de titular de la ANSeS, buscó que el anuncio de las becas para alumnos de 16 y 17 años y que cursan la escuela secundaria se realizara en la Casa de Gobierno para que el Presidente lo capitalizara políticamente. Pero, como dirigente de La Cámpora, cerró filas y trazó un acto con Máximo como uno de los oradores: al cabo, fue junto al diputado Carlos Heller quien impulsó la Ley de Aporte Solidario que servirá para financiar la ampliación del plan.

“Vino porque lo invitó Fernanda y en representación del Congreso, que hizo mucho para que se avanzara con el programa”, confió uno de los presentes que sigue los pasos del diputado.

A Fernández, que se esfuerza constantemente para acercarse a Cristina, la relación con Máximo no lo ocupa especialmente.

En cualquier caso, en su discurso Máximo dejó varios guiños para el Presidente. Primero, reconoció la buena recepción que encontró de su parte, cuando fue a verlo para presentarle la idea del proyecto para que las grandes riquezas hagan un aporte extraordinario en medio de la pandemia. 

Y enseguida, al hablar de “lo que pasó en la Ciudad de Buenos Aires y Miramar”, en relación a los crímenes de los Lucas González y Luciano Olivera, remarcó la importancia de terminar con “la violencia que se descarga sobre los pibes ante la falta de trabajo y la marginación”. “Tenían la misma gorra que vos te habías puesto, Alberto“, concluyó, al recordar cuando en la campaña presidencial de 2019, Fernández abrazó a Brian Gallo, un joven de Moreno que fue autoridad de mesa y, por su forma de vestir, había sido tildado de “pibe chorro”.

El jefe de Estado le hizo gestos de agradecimiento a Máximo ante cada mención y luego retribuyó con elogios a su “gran idea” de cobrar un nuevo impuesto.

Pero ni antes ni después del acto hubo un acercamiento entre ambos, lo que da cuenta del gélido vínculo que mantienen desde hace meses.Máximo llegó a Casa Rosada y enfiló rumbo al Ministerio del Interior, donde lo esperaba Eduardo Wado” de Pedro, muy lejos del despacho del Presidente. Se sumó también Raverta y allí se quedaron hasta que fueron invitados a bajar al Museo.

Ya en el subsuelo, los dirigentes de La Cámpora fueron más locales que nunca. Al menos en lo que va de la gestión de Fernández. Es que entre los invitados al acto hubo un grupo de militantes de la agrupación que se hizo sentir con canciones dedicadas a Néstor y Cristina. El tinte K también quedó expuesto en el aplausómetro: Kirchner, De Pedro y Raverta fueron recibidos con más efusividad que el Presidente.  

Con todo, finalizado el acto tampoco hubo un apartado entre Fernández y Kirchner. Al Presidente lo aguardaba en su despacho Alicia Bárcena, secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), mientras que el diputado cumplió con los pedidos de foto y selfies de los jóvenes y, tras otra breve escala en el Ministerio del Interior, debió volver rumbo al Congreso, donde se debatía el Presupuesto 2022. 

En Casa de Gobierno resaltaron la buena sintonía que mostraron públicamente y relativizaron el dato de que no mantuvieron una cumbre privada. “Se ven todos los días“, exageraron. 

En rigor, la última reunión a solas data del 26 de noviembre, en la Quinta de Olivos. Allí, tras las Legislativas, bosquejaron una suerte de cese al fuego, para calmar las aguas dentro del Frente de Todos y encauzar la posibilidad de un acuerdo con el FMI. Pero la tensión está latente. Tanto Máximo como su delegado en la Rosada, Wado de Pedro, fueron corridos por el Presidente de su mesa de decisiones. Algo parecido ocurre con el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. A ninguno de los tres les preocupa demasiado. 

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